La Kunsthalle de Berna.
La Kunsthalle de Berna es el centro de arte contemporáneo de la ciudad. Se encuentra en la Helvetiaplatz, frente al Historisches museum. La entrada cuesta 8 francos suizos (unos 6 euros) y se puede visitar de martes a domingo hasta las 6 de la tarde.
Allí me encontré con dos exposiciones temporales. Una en la planta baja: Physique of Consciousness, por Madein Company, y otra colectiva -al menos con artistas varios reunidos- pero que aparece en la página de la Kunsthalle como de Oliver Mosset titulada Born in Bern, en el sótano.
1. Physique of Consciousness.
La muestra consta de un variado contenido:
- montajes fotográficos donde un señor oriental con sudadera y pantalón del chandal del carrefour y en calcetines sobre un fondo de cielo y nubes pone posturitas de taichi o de yoga o de yoquesé;
- el mismo tipo protagoniza un video ejercitándose en tan mística actividad mientras una voz va narrando la descripción de los gestos;
- un enorme libro con texto y fotografías donde supongo se habla de lo mismo. Es el volumen original -¿obra de arte?- y para manipularlo hay que ponerse unos guantes de cabritilla que eran blancos -cuando yo estuve habían adquirido ya el tono gris de la suciedad y la mugre-, así que eludo la posibilidad de manipular semejante ejemplar aún a riesgo de perder la última oportunidad de entender algo -el que el texto esté en alemán me disuade de siquiera plantearme el tema. La verdad es que no me quedaron ganas de profundizar en la identidad de los enigmáticos autores o autor, ni en el resto de su obra. ¿Habían conseguido algo? Sí, la más absoluta indiferencia.
Algo decepcionado con esta exposición, 4 francos a la basura, me dije, miré a todos lados. En la entrada había una enorme foto de un tranvía descarrilado y estrellado en un lugar que podría ser la misma Helvetiaplatz pero hace un pilón de años. Es una fotografía de Paul Gilgen titulada "Der am 17 Mai 1950". Es una fotografía en blanco y negro impactante. Actualmente el tranvía se encuentra en la entrada del museo. Bajo las escaleras, seguro que aquí abajo están los Born in Bern, me digo esperanzado por reconducir mi visita a la Kunsthalle de Berna, un sitio mítico donde Paul Klee expuso sus primeras obras con un gran escándalo -y éxito, por tanto-.
La muestra consta de las siguientes obras:
- un WC, bueno, no, ése es el WC realmente, en estos sitios nunca se sabe, hay que andarse con cuidado;
- una tele pequeña y vieja apagada y un dvd donde se supone se puede ver El misterio Picasso de Clouzet (1956). Me abstengo de encender nada, ya la he visto y además en esa silla se debe estar la mar de incómodo;
- Un cuadro de Ricco: Il est Midi Docteur Tinguely. Un homenaje a Tinguely de Ricco (Erich Wassmer, Basel 1915, Ropraz 1972) -quien ya me había llamado la atención con un cuadro en el Kunstmuseum de Berna, y del que apunté en mi bloc de notas la exagerada aseveración "el Carpaccio del Thyssen del siglo XX", refiriéndome al caballero de Carpaccio que hay en el Museo Thyssen de Madrid. El caballero se había convertido en un joven cazador de monos. Aquel cuadro del Kunstmuseum se llamaba Der Gien a D´Iffle, éste de la Kuntshalle homenajeaba al escultor suizo Tinguely, del que pude ver unas curiosas figuras acuáticas en una fuente de Basilea, y es que Tinguely es una celebridad en Suiza, coincidiendo con mi estancia allí precisamente se estrenaba en los cines un documental sobre su vida y obra.
- Una fotografía de grandes dimensiones de la obra Monogram (1955-59) de Robert Rauschenberg (1925-2008), por Leonardo Bezzola (nacido en Berna en 1929). Monogram es esa obra del americano Rauschenberg en la que sale un macho cabrío peludo con retorcidos cuernos metido en una rueda de caucho. Me gusta mucho esa idea de realizar una obra de arte que se basa en otra obra de arte, en este caso una fotografía sobre una escultura de Rauschenberg. La foto está muy bien, ¡mejor que el Rauschenberg!
Pero lo mejor está en la última sala, son dos obras, no me quedó claro si eran conjuntas, si era una o eran dos o las dos cosas. Me explico.
- por un lado, sobre una de las paredes vemos una colección de fotografías de Dominique Uldry de la serie Deckengemälden del pintor Albercht Kauw (1621-1681);
- por otro escuchamos la retransmisión de la final del mundial de 1954 disputado en Suiza entre Hungría y Alemania y en la que, sorprendentemente (la Hungría de Kocsis, Puskas y Czibor ya había goleado en la previa a Alemania por 8-3), ganaron los teutones por 4-3. La narración corre a cargo de Herbert Zimmermann, dura 106 minutos y se escucha por varios altavoces alrededor de la muestra de Uldry-Kauw.
Algunos dirán que es una tomadura de pelo, que eso no es arte. Bien, puede que no les falte la razón, es decir, ¿una retransmisión de un partido de fútbol, unas fotos de unos cuadros de arte clásico, no podría hacer yo mismo eso sin pestañear? Ya, pero eso es muy fácil decirlo a toro pasado. Ciertamente, aquella hibridación extraña entre fútbol histórico enlatado y arte histórico enlatado me hizo pensar, no sé bien qué pero la verdad es que estuve un rato pensando. Las exposiciones deben hacer pensar, creo que actualmente es una de las funciones del arte. Pensé en la autoridad del arte, en la conservación del pasado, en la revalorización de lo aceptado como arte, en la conjugación del arte moderno y el antiguo, en la inclusión de fenómenos meramente no artísticos en el enclave museístico, etc... En general podríamos decir que es una muestra de arte sobre arte ("Art over Art", creo que voy a patentar el término).
A la salida vi un periódico editado con los artículos relativos a las distintas obras expuestas -quizás obra de Mosset, finalmente-, con la crónica del partido de fútbol, un artículo sobre Ricco, etc... En definitiva, que no sé quién es el autor, si Mosset, los artistas que participan, el director de la Kunsthalle, o el público, quizás sea la nueva concepción del arte, la del artista fantasma. Para colmo la foto del cartel anunciador con un suizo montado en una moto circulando por carreteras tejanas plagadas de cactus no aparece en la muestra.
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