viernes, octubre 31, 2008

Aníbal en los Alpes: Goya y Turner.


El general cartaginés Aníbal tuvo una idea genial: cruzar los Pirineos y los Alpes desde la península Ibérica para invadir Roma. Este hecho fue relatado por Polibio y Tito Livio. Dos genios de la pintura de finales del XVIII y primera mitad del XIX tomaron como motivo este acontecimiento histórico. Goya (1746-1828) pintó en 1770 "Aníbal vencedor, que mira por primera vez Italia desde los Alpes", y Turner (1775-1851) pintó en 1812 "Tormenta de nieve: Aníbal y su ejército cruzan los Alpes". La pintura de Goya es una obra temprana con la cual el artista de Fuendetodos se presentó al premio convocado por la Academia de Parma. Goya había viajado a Italia -quizás de la mano de Mengs, a quien fuera presentado por Bayeu- en 1770 y de este período se conserva su Cuaderno italiano. En este cuaderno existen 4 dibujos preparativos de la pintura de Aníbal. Actualmente sólo se conoce un boceto al óleo de 30,1 x 38,5 cm -y dos copias- y que pertenece a una colección particular. El original se extravió aunque algunas voces indican que la copia de la Fundación Selges-Fagalde de Asturias es en realidad el original -¿las mismas voces que dicen que la lechera de Burdeos no es de Goya y que El coloso tampoco es de Goya?-. En este concurso Goya sin embargo no resultó ganador sino que obtuvo sólo una Mención. El ganador fue Paolo Borroni (sic, ¿quién?) que era, casualmente, alumno de la Academia convocadora del premio. El jurado reconoció, no obstante, lo meritorio de la pintura de Goya: "Se ha observado con agrado un manejo fácil del pincel, una cálida expresión en la mirada, y un carácter grandioso en la actitud de Aníbal, y si se hubiera ajustado más a lo verdadero en sus tintas, y la composición al argumento, hubiera obtenido, sin duda, el premio ganado por el primero". Es decir, que tenía que haber pintado otro cuadro, ¿el de Borroni tal vez? No sé cómo sería el original hoy perdido pero en este boceto se ve un Goya "muy moderno", con esa magistral sensación de inacabado -es que es un boceto, Kovalski- que nos transporta al Goya más expresionista y menos académico de años posteriores. Arribau y otros mencionan en su libro "Goya" acerca de la influencia artística que sufriera Goya en su estancia en Italia: "De las pinturas del rococó ya había tenido la ocasión de conocer la obra de Giaquinto, y de los renovadores clásicos le interesaron Anton von Maron, Domenico Corvi y Giuseppe Cades. Además, tomó apuntes de Guido Reni, Rubens, Veronese, Correggio y Rafael, entre otros". Menos mal porque con los tales Corvi y Cades iba de cabeza. A mi la pintura me recuerda más a un Tiépolo, con las suves tonalidades rococós y las figuras a lo Pontormo, casi esbozadas -es que es un boceto, Kovalski, repito-, sensación que se refuerza con la presencia de lo que parece un ángel y que guía los pasos de Aníbal triunfador. Me resisto a no comentar unas anécdotas de Goya en Italia que harán las delicias de los más cotillas, jeje: entre las leyendas de "prototipo de ardiente y arredrado español"(...)" se cuenta la tentativa del joven Goya de introducirse en un convento de clausura, en persecución de una novicia. Aquella aventura le habría supuesto la prisión y la pena de muerte, de la que pudo escapar gracias a su expulsión de los Estados Pontificios, conseguida por los embajadores español y ruso". "Otra, acaso más increíble, explica que escaló la cúpula de San Pedro, una proeza que había alcanzado cierta tradición, aunque sólo se atrevían a llevarla a cabo unos pocos y después fue prohibida por lo que no resulta tan inaudito que el atlético Goya al menos lo intentara". ¿Qué podemos, por tanto, deducir de estas dos entrañables leyendas de Goya en Italia? pues que era un pervertido y un majadero, por dios. El cuadro de Turner, por otro lado, aún siendo también una obra de su primera época, en ella ya podemos apreciar ciertos aspectos que nos adelantan al Turner más genial de Lluvia, vapor y velocidad, de 1844, una de mis pinturas preferidas de todos los tiempos. Según Michael Bockemühl: "expuesto en 1812, muestra una estructura que está calculada para lograr una impresión de conjunto.(...) Desde un lugar cubierto de rocas dispersas se divisa un valle del que parten, hacia la derecha, empinadas colinas. Densos nimbos con estrías que se precipitan oblicuamente oscurecen la escena, ocultando las cumbres de las montañas. En el fondo, así como en el extremo derecho irrumpe la luz del día, iluminando los torbellinos de nieve. El disco solar brilla tenuemente tras un banco de nuebes. Abajo, a la derecha y en el extremo izquierdo, así como en dirección al valle, se adivinan los perfiles de los cartagineses en marcha. En el primer plano, una figura masculina protege a una mujer -que parece haber desfallecido- del ataque de un soldado". ¿Una mujer? que yo sepa los cartagineses no llevaron mujeres en esta expedición, sería una lugareña... ¿Densos nimbos? ya decía yo que Gombrowicz tenía razón cuando decía que los críticos utilizan su crítica para darse importancia, por dios, no es mi caso ¿eh?, que yo sólo soy un modesto comenarista. Bockemühl piensa que el verdadero protagonista es la tormenta: "se advierte no sólo que se ha reproducido un paisaje en el que reina el mal tiempo, y que las figuras están a merced de la tormenta. También es de notar que sólo en el primer plano se suspende el efecto del claroscuro, qque domina toda la composición del cuadro". Aunque "ciertas figuras del primer plano destinadas a desempeñar funciones descriptivas se desligan todavía de los sucesos transitorios, aunque totalizadores". Los sucesos transitorios aunque totalizadores..., ni idea de lo que significa, en fin, él es el experto. También este experto utiliza expresiones como "gran fuerza sugestiva del conjunto", "prevalecimiento de mirada unificadora sobre la totalidad de la composición" (¿prevalecimiento?, supongo que el traductor quiso poner "prevalencia"), "carácter dramático del claroscuro", "la forma visible de la superficie domina con su dramatismo la escena", etc... ¡basta!, basta de dramatismo, por dios, y miremos el cuadro simplemente: descriptivamente vemos como una tormenta en forma de ola arrolladora se cierne sobre el ejército cartaginés, y pictóricamente observamos cómo la luz del sol se cuela por entre la tormenta que se avecina, como inspirando un último canto de la aurora -cielos, me he contagiado de Bockemühl-, y también vemos cómo la superficie del lienzo está trabajada de forma casi abstracta, consiguiendo unas tonalidades y unas degradaciones fascinantes, y cómo las figurillas de los soldados conforman un segundísimo plano en la escena -o sea, que a nadie importa sus destinos. Bockemühl apunta que por primera vez en Turner "la sugestividad del cuadro está al servicio de los hechos", es decir, los hechos importan un pimiento. Ambos cuadros son oscuros, pero la oscuridad de Goya es tenebrosa, nos recuerda a las pinturas negras incluso -la luz parece emerger de la armadura del general-, mientras que la oscuridad de Turner es natural-apocalíptica, y sirve para resaltar la luz refulgente del sol -un disco suspendido como una tarde lluviosa en una novela de Murakami. Me ha parecido muy curioso cómo dos absolutos genios del arte han enfocado un hecho histórico similar y cómo ambos lo han resuelto con maestría, encontrándose algunas semejanzas como el claroscuro y el paso a un segundo plano del acontecimiento en sí -si bien esto sirviera para que Goya, por un lado, no ganara el premio, y Turner, por el otro, fuera víctima de los análisis rebuscadillos de Bockemühl-, pero también con grandes diferencias como primer plano de las figuras en Goya y vista paisajística en Turner, y también triunfo en Goya y debacle en Turner.

4 comentarios:

pirlosky dijo...

estimado kovalski, un par de comentarios, si no le importa.
Aunque en ambos casos el tema es el mismo, como usted dice, el elnfoque es plenamente diferente. Parece que la idea de goya es realzar la epopeya humana, que supongo maldita la gracia que les haría también a los italianos. Por otro lado, el protagonista de turner es la naturaleza claramente. Lo mismo las figurillas o incluso el tema es una concesión o una excusa para pintar esos amenazadores e inquietantes nubarrones. Recordemos cómo es un tema romántico por excelencia, lo sublime de la naturaleza, y la indefensión humana ante su grandeza y potencia.

k dijo...

estimado pirlosky, como siempre, agradezco sus acertados comentarios. Lamentablemente, en esta ocasión no puedo sino estar de acuerdo con los mismos,
saludos

Palmeral dijo...

Cuando escribes jefe: entre las leyendas de "prototipo de ardiente y arredrado español"(...)" No es correcto, Aníbal no era español, porque este concepto no existía en su época, y tampoco era ibero, Anibal era cartaginés de Cartago del hoy Túnez.

k dijo...

señor Palmeral, ese comentario se refiere a Goya, el cual era español. Así mismo, en la primera frase del artículo ya se menciona que Aníbal era cartaginés. Gracias