Otro belga, sí, ¿qué pasa? Se desconoce cuándo y dónde nació aunque se piensa que podría haber sido en 1390 en la ciudad de Maaseik, en Limburgo. Murió en 1441 y fue enterrado en la iglesia de San Donaciano, en Brujas. Algunas voces expertas lo señalan como el inventor de la pintura al óleo.
El invento.
Leamos a Mr. Gombrich comentando el famoso Retrato del matrimonio Arnolfini, hoy en la National Gallery de Londres: "Para llevar a cabo su propósito de sostener el espejo de la realidad en todos sus detalles, Van Eyck tuvo que perfeccionar la técnica de la pintura. Fue el inventor de la pintura al óleo. Se ha discutido mucho acerca de la verdad y el exacto sentido de esta afirmación, pero los pormenores importan relativamente poco. No se trató de un descubrimiento como el de la perspectiva, que constituyó algo enteramente nuevo. Lo que él consiguió fue una descripción nueva para la preparación de los colores antes de ser colocados sobre la tabla. Los pintores de entonces no compraban los colores ya preparados en tubos o cajas, sino que tenían que prepararse sus propios pigmentos, obtenidos en su mayoría de plantas o minerales. Reducían éstos a polvo entre dos piedras -o los hacían moler por sus aprendices- y, antes de usarlos, les añadían cierta cantidad de líquido para formar con el polvo una especie de pasta. Existieron diversos modos de hacer esto; durante todo el medievo, el principal ingrediente de dicho líquido había sido el huevo, que daba excelentes resultados, pero que tenía el inconveniente de secarse muy deprisa. El procedimiento de pintar con colores preparados de este modo se denominó témpera. Parece ser que Van Eyck se hallaba descontento con la fórmula, ya que no le permitía conseguir transiciones suaves fundiendo unos colores con otros. Si emplease aceite en vez de huevo, trabajaría mucho más lentamente y con mayor exactitud; podía hacer colores transparentes para ser aplicados por capas; podía realzar las partes más luminosas con el pincel afilado y conseguir esos milagros de exactitud que asombraron a sus contemporáneos y que condujeron a una rápida aceptación de la pintura al óleo como el más adecuado vehículo del color". Claro, hasta que un tal Balthus llegara en el siglo XX y reinventara el uso de la caseína y a un tal Tápies se le ocurriera pegar trapos y tierras en los lienzos.
Hockney y su obsesión con los espejos.
Otros aspectos de la pintura de Van Eyck y otros artistas del renacimiento flamenco han despertado interés en los estudiosos, como es el engima de esa extraordinaria exactitud realista que desconocían en Italia. Acudamos a El conocimiento secreto del gran pintor inglés David Hockney -ya comentado en este blog hace un tiempo-: "Estoy seguro de que Robert Campin y Jan Van Eyck tenían conocimiento de los espejos y las lentes -los dos elementos básicos de la cámara moderna- porque pintaron algunos en varios de sus cuadros de la década de 1430 (y, en esa época, los pintores y los fabricantes de espejos eran miembros del mismo gremio)." Hockney se refiere al cuadro de Brujas La virgen y el canónigo van der Paele donde éste porta unas gafas. Continúa: "Las lentes y los espejos todavía eran raros en esos tiempos y los artistas debían de sentirse fascinados por los extraños efectos que producían. En calidad de personas que hacían imágenes, debieron de haberse quedado estupefactos de que figuras enteras, incluso habitaciones enteras, pudieran verse en tan sólo un pequeño espejo convexo. Sin duda no es una coincidencia que tales espejos llegaran a la pintura en el mismo momento en que apareció en el retrato una mayor individualidad." Hockney sostiene la teoría de que es imposible conseguir la precisión en el dibujo que exhibe Van Eyck sin una ayuda distinta a la tradicional cuadrícula y encuentra en la óptica la respuesta a este interrogante. Van Eyck "podría haber construido, con el mismo espejo, un epidiáscopo, que proyecta una imagen desde una superficie plana a otra, ampliada o reducida, para transferir el dibujo ampliado al panel". Lo peor del asunto es el de la invención de la palabra "epidiáscopo", para ello Van Eyck tuvo que sudar tinta, por dios.
El políptico de Gante.
Este verano estuve muy cerca de poder ver una de las grandes obras maestras de Van Eyck, el Políptico del cordero místico, en Gante, una pintura que pudo haber sido pintada en colaboración con su hermano Hubert. Se terminó en 1432 y según mi tocaya Daniela Fonti "la crítica no coincide sobre los trabajos atribuibles a Hubert. Las dos antas externas están pintadas por las dos caras de modo que en el políptico cerrado se puede contemplar una escena dividida en tres partes: en lo alto, las Sibilas y los Profetas anunciadores de la llegada de Cristo; en el centro, la Anunciación; abajo, San Juan Bautista y San Juan Evangelista, el primero precursor de Cristo, el segundo autor del Apocalipsis, que cierra idealmente el ciclo cristológico. El concepto de la salvación a través del verbo divino se centra en la representación de la Adoración del cordero místico en el interior del políptico. En esta bellísima escena se destaca la preocupación por llegar a plasmar la minuciosa variedad del paisaje, así como los detalles de adornos y ropas, que llega a su máxima perfección en los pliegues de las telas, en un alarde de rigurosa técnica". Gombrich hace hincapié en otras zonas de esta magna obra: "La manifestación más sorprendente de su nueva concepción del arte la reservó, sin embargo, para las pinturas inferiores: las figuras de Adán y Eva tras la caída. La Biblia relata que solamente después de haber comido de la fruta del árbol del conocimiento ambos supieron que estaban desnudos. En cueros vivos, desde luego, pese a las hojas de higuera que sostienen en las manos. Aquí no podemos hallar ningún paralelismo con los maestros del Renacimiento temprano en Italia, pues ellos nunca acabaron de abandonar las tradiciones del arte griego y romano. Recordemos que los antiguos habían idealizado la figura humana en obras conmo Apolo de Belvedere o la Venus de Milo. Jan Van Eyck no quería saber nada de todo eso. Debió situarse ante modelos desnudos y pintarlos tan concienzudamente que las generaciones posteriores se mostraron algo escandalizadas ante tanta honestidad".
Van Eyck hizo mucho por la pintura -no sólo admirables cuadros de increíble belleza-: inventó -o al menos contribuyó en gran medida a su uso- la pintura con aceite como soporte; posiblemente trabajó con métodos ópticos para conseguir mayor realismo; y también utilizó modelos para aproximarse a ese realismo.
2 comentarios:
estimado Kovalsky, no hay quien le siga a usted el ritmo. Lo mismo está en Bruselas, que en Madrid, que en Granada con marta almajano...y venga de reseñar novelas y películas. Enhorabuena por su hiperactividad orientada.
en fin, quería decirle que es muy interesante el comentario sobre la técnica de óleo y los recursos usados por los antiguos maestros, tema que me resulta apasionante y que revela los aspectos más prácticos y de su oficio que tenían estos pintores de los cuales la imagen que tenemos actualmente quizás sea muy idealizada. no siempre los pintores han sido artistas, al menos lo que hoy consideramos como un artista, que parece que puede abarcar desde twombly hasta david delfin, pasando por gilbert y george.
gracias por su comentario, don pirlo, aunque lo que usted llama "hiperactividad orientada" yo lo denominaría "batiburrillo mental derivado de un vacío existencial anárquico" jeje.
Es muy romántica la idea del gran maestro creando sus propios pigmentos pero, ¡por dios!, si Van Eyck hubiera podido comprar sus pinturas en El Corte Inglés y no hubiera perdido tanto tiempo en mezclar aceite con pigmentos quizás pudiéramos ahora admirar muchos más cuadros de este gran maestro.
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