martes, julio 29, 2008

Anselm Kiefer en el Louvre.


Estuve un par de días en París y cometí el error de meterme en el Louvre -con lo cual perdí medio precioso día de paseo por la ciudad de la luz-, pero tenía que hacerlo, hacía cinco años que no pasaba por allí y tenía ganas de ver las obras que Anselm Kiefer creó para la decoración de algunos puntos del museo-palacio. Concretamente son un cuadro y 2 esculturas. Se encuentran en dos paneles laterales y un frontal subiendo unas escaleras en la sección de Arte egipcio. Desde el 2003 la política del museo es integrar una obra moderna (en esta ocasión del siglo XXI y con antecedentes como Braque; Bill Viola fue rechazado por ser su formato el video y no estar en consonancia con la tradición pictórica del Louvre) en la arquitectura del edificio. El resultado es espectacular. El tema empleado por el alemán afincado en Francia para la pintura "Athanor" es el de ritos funerarios y constelaciones y hace referencia a la práctica alquimista de convertir metal en oro y en conseguir el secreto de la inmortalidad; en él se ve a un tipo yacente bajo un cielo negro y estrellado, con la impronta típica del materialismo kieferiano. Ha utilizado suelo de su lugar de residencia en Barjac al sur de Francia sobre el que ha espolovoreado plomo líquido, luego una capa de plata y finalmente otra de oro líquido, configurando las tres fases del proceso alquímico. Al parecer es un autorretrato y según sus propias declaraciones "él no está aún muerto, sino en el universo". Las estrellas se confunden con polvo de nieve de pinturas antiguas, "cuando la nieve sopla, todo parece moverse", dice enigmáticamente el artista. Las esculturas se denominan Dánae (un flexo instalado sobre unos libros) y Hortus Conclusus ("jardín cerrado", término que hace referencia al jardín donde se encuentra la fuente de la vida; concepto también utilizado en la representación cristiana de la Virgen María y de la Anunciación como en la de Fray Angelico del museo del Prado: para Kiefer, unos girasoles de plomo). El resultado es impresionante, alucinante y de ningún modo transgrede el contenido del museo, tras ver unas cuantas momias egipcias y pasear entre esfinges y jeroglíficos, la obra de Kiefer te catapulta al más allá desde la dimensión más innovadora -sin dar la espalda al arte antiguo. Saqué estas fotillos.

2 comentarios:

ESPASUA dijo...

Me lo había imaginado, mi guía transgresor, me encanta este artista, que dinamita mis conceptos pictóricos, seguiré insistiendo porque este creo que es el camino. Gracias.
Espasua

Anónimo dijo...

Qué belleza tu explicación!! Vi el cuadro y aunque no tenía idea de qué se trataba, me quedé un rato largo mirándolo. Me traía mucha paz y es maravilloso ❤️ gracias!