lunes, septiembre 04, 2006
¡Aparece el grito de Munch!
¡Aparece el grito de Munch!
¡Qué alegría!Han aparecido los cuadros de edvard munch El grito y Madonna, o eso dicen.
Estos cuadros fueron robados del museo Munch de Oslo en agosto de 2004. Estuvo muy bien. Unos tipos entraron en el museo, descolgaron los cuadros y se los llevaron. Yo lo intenté hacer este verano con la eva de durero en el museo del prado pero una señora muy fea con las gafas caladas en la punta de nariz recriminó con hostilidad mi actuación y me preguntó si estaba seguro de lo que estaba haciendo. yo le comenté que no pasaba nada, que nadie tenía que enterarse, pero la señora, con su traje morado de guarda del prado, absolutamente insobornable e infranqueable, no me lo permitió, luego le pregunté por el entierro del conde de orgaz y me mandó a las salas de el greco. Es que las medidas de seguridad del prado no son las del museo de oslo, es realmente difícil robar allí el entierro del conde de orgaz, os lo aseguro, más que nada porque se encuentra en toledo. más difícil me lo pusieron en el louvre. allí, sin rencor por la invasión napoleónica, consideré la posibilidad de llevarme al hotel a la victoria de samotracia. la gran cantidad de turistas japoneses que la escoltaban me dificultó el robo, le saqué una foto a una chinita que me recordaba a zhang ziyi y pensé entonces en llevarme la figura más preciosa del museo, la divinidad ur bau de la época de gudea en las salas de mesopotamia. era fácil de secuestrar ya que cabía en la mochila, pero por muchos golpes que le dí a la vitrina que la custodiaba no pude romperla, por otro lado, nadie me llamó la atención, lo cual me chocó, y entre tanto unos turistas vietnamitas me sacaban fotos y me saludaban con el pulgar levantado. en el british museum sí me llamaron la atención, fue vergonzoso, yo había puesto la cámara de fotos sobre una piedra milenaria egipcia para hacerme una foto con el temporizador, era solo una piedra, pero parecía tener mucha historia, a mi lado, sin que nadie hiciera nada por evitarlo, unos niños golpeaban con fruición una esfinge que aún conservaba la nariz. me dirigí entonces a la sala de los relieves persas y rasqué algunas figuras de la caza de los leones con mi cuchara de plástco de mc donalds, como souvenir, en realidad la pintura ganó en calidad pues la doté de una veracidad que no contenía con todos aquellos colorines, a veces hay que ayudar a la mano del tiempo para revitalizar el arte antiguo, jeje, un miembro de seguridad me preguntó qué hacía y yo le dije que le quitaba el polvo a los leones, me saludó entusiásticamente y desapareció tras los relieves, pensé que habría una puerta secreta o algo que me había pasado desapercibido, pero allí no había nada, pensé entonces que sería un vampiro, pero yo estaba de vacaciones y sólo habría perseguido a un vampiro de haberse tratado de mi amada kate, claro, entre tanto pensamiento el polvo rascado, en un descuido, se me cayó al suelo siendo borrado por las múltiples pisadas de unos turistas colombianos que cantaban canciones de su tierra, reparé en una de las chicas colombianas y le declaré mi amor pero ella sólo se echó a reír mientras lucía un ombligo pluscuamperfecto. en berlín desestimé la opción nefertiti -no podría soportar tanta belleza cerca de mí- y fui al museo de dahlem a llevarme prestadas unas preciosas figuritas chinas de terracota de la dinastía tang. las sustraje sin problemas, a la salida todos me sonreían y aquello me provocó un raudal de sentimientos de culpabilidad insoportables, me sentía como raskolnikov, abrumado por los remordimientos intentaba justificar mi comportamiento sin encontrar ningún respaldo reconfortante que me convenciera de seguir adelante con aquello. por otro lado, en la tienda de souvenirs encontré unas figuras similares a las sustraídas pero mucho más bonitas, las cambié por las originales y compré las copias, al ir a pagar una joven alemana muy bonita me habló un poco en español, y yo, por vergüenza, le compré el catálogo de la colección oriental en esperanto, un idioma que no se me daba muy bien pero que me fascinaba por su inutilidad, en realidad sólo quería impresionarla, pero ella bajó la vista y continuó leyendo crimen y castigo, lo cual me impactó.
bueno, lo dicho, es que me he ido un poco por los cerros de úbeda, jeje, que finalmente han aparecido los cuadros de munch. qué alivio, desde que aquel colgado dijo que los había utilizado para hacer canelones o yo que sé qué barbaridad la verdad es que me costaba conciliar el sueño. los habían dejado en un autobús aparcado en oslo cubiertos con un plástico, un lugar muy seguro. un tipo los vió. pero cuando llegaron los efectivos los cuadros habían volado. otro tipo dijo que si le rebajaban la condena diría dónde estaban los cuadros. ¡qué curioso! pocos días después aparecen los cuadros, pero la policía declara que no tiene nada que ver, que a ese tipo no se le ha rebajado la condena, algunos viandantes declaran haberlo visto esta mañana en el parque comiendo pipas. lo cierto es que ha sido una compleja trama policial con ataque armamentístico incluido, no se conoce si las armas empleadas en el rescate fueron nucleares, químicas o pistolas de agua, pero parece que no ha habido ningún herido, bueno, la madonna tiene un rasguño y el grito un corte en un borde, nada importante.
aún queda por resolver si son los auténticos. no hay problema, los expertos se ocuparán de ello. es preocupante, cuando los expertos deciden ponerse a la faena hay que echarse a temblar. unos expertos dicen que la lechera de burdeos no es de goya, y otros (a lo mejor son los mismos) que el hombre del yelmo de oro de berlín no es un rembrandt. la policía ha dicho que son los auténticos al cien por cien, y yo confío en la policía, o sea, que posiblemente estemos ante unas vulgares copias, jeje.
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