miércoles, noviembre 26, 2008

Juan de Flandes.


Renacimiento en España:
Juan de Flandes.

Estos días todos los medios hablan de Barceló, de la cúpula de la ONU, de Arte Moderno, de la misión del Arte, del mercantilismo artístico actual, etc..., y Kovalski se dice, entonces ¿quién se va a ocupar de la pintura renacentista española? ¿nadie? Está bien, cogeré yo ese timón, asumiré esa imensa responsabilidad. No quiero realizar un llamamiento patriótico a la causa ibérica pero sí me apetece comentar la obra de alguno de los pintores del cinquecento más importantes de España, ¿qué pasa? todo no van a ser Van Eycks y Leonardos, aquí también tuvimos genios. Para empezar un pintor que no era español, o al menos fue tan español como Ribera fue italiano, o Picasso francés, o El Greco español. Se conoce de su existencia en España desde 1495, cuando llegó a Castilla para ser pintor de la Corte de Isabel la Católica; y muere en Palencia en 1519. "En esa primera etapa su pintura es de una técnica insistida y suave con un carácter de miniatura", dice la Summa Artis. De hecho se piensa que estudió o bien en Gante con el Maestro de María Borgoña o bien en Brujas con Gerard David. "Pero pronto asimila nuestro ambiente y hay que admitir el influjo español en el acento racial de algunas de sus figuras. En las tablas españolas su arte se hace más robusto, con las figuras de mayor tamaño, con una mayor plasticidad y una coloración más fuerte. Un más intenso humanismo dramatiza sus composiciones. Hay en las figuras una mayor solemnidad, un sentido más grave y varonil de las formas, con expresiones de fuerte carácter, con cabezas de tipo ibérico y con un italianismo en los detalles más asimilados." Como si lo viera, llega el maestro flamenco con todo su orden y disciplina nórdicos y enseguida lo estropeamos con nuestra gracia natural y desenfadada: "vamos, maestro, acabe ya que nos vamos a tomar unas cañas": acento racial, mayor plasticidad, coloración más fuerte; "pero si así está bien, ¿para qué tanto detalle?": intenso humanismo, sentido más grave... Continúa la Summa Artis -pocas son las fuentes bibliográficas consultadas en las que se menciona a este gran artista-:"El arte de Juan de Flandes es uno de los productos más angélicos de toda la historia. Sus formas son de infantil seducción, bañadas en una claridad nácar, su canon es alargado y las proporciones son de afinada esbeltez." Es decir, la sombra del manierismo que alcanzaría su más alta expresión con El Greco ya estaba en camino. "Su paralelo único es Gerard David. Sobre un fondo flamenco cuatrocentista, con el gusto por las superficies sólidas y los colores suntuosos y macizos, palpita y predomina una idealización, unos valores de genérica belleza, que dan a sus imágenes esa sensitiva y poética aureola de tan penetrante lirismo. Las figuras se destacan muy corpóreas y de blando modelado, con colores intensos, pero de aterciopelados tactos. Gusta de los paisajes claros y miniados y de arquitecturas ruinas. Y su maestría se manifiesta en el fuerte realismo de los accesorios: joyas, metales, piedras, bordados...". Estas ruinas nos recuerdan a del Sarto, pero también a todos esos flamencos como Van der Goes, David, e incluso Durero, y su precisión en los ornamentos apuntan a Van Eyck. Sobre el retablo mayor de la catedral de Palencia (ampliación con diez paneles con historias de la vida de Cristo, 1509-1518) la vasta enciclopedia utiliza términos tan elogiosos como "sentido escultórico del modelado", "realismo extraño que a veces parece relacionado con Metsys, y una profundidad y grandeza de escenarios arquitectónicos que dan a estas pinturas aire renaciente"; y sobre Adoración de los magos en la capilla de Santa Ana en la iglesia de Sta. María, en Cervera de Pisuerga: "ternura de colores, cielos lechosos y aurales, vaguedad feliz de sus perspectivas, la imagen de la Virgen con túnica y mantos azulados y rostro de gran concentración y clara luminosidad". Me gusta la "vaguedad feliz de las perspectivas", es decir, que están contrahechas, que son catastróficas, en resumen, son modernas. Sobre el retrato de Juana la Loca, en Viena: "la pobre reina se halla pintada con una punta de extravío y de obsesión en la mirada. Muy expresiva es la mano, de agudos y delgados dedos". En el Prado podemos ver La resurrección de Lázaro -qué mala cara tiene el pobre-, Ascensión del Señor, Oración en el huerto y La Crucifixión, esta última de reciente adquisición (2005) -para que luego digan que Hacienda no somos todos-, y para Finaldi "es una obra de madurez con efectos extraordinarios, de gran sutileza y organización del espacio. Reúne todos los logros de la carrera de Juan de Flandes. Llama la atención el especial interés que el artista puso en la representación de las emociones de cada personaje y la forma en que se esmeró en los detalles, como las joyas distribuidas en el suelo al pie de la cruz"; es decir, cuatro tablas procedentes del Retablo de la Iglesia de San Lázaro de Palencia, otras cuatro salieron de España después de la Guerra Civil (Bautismo de Cristo, Anunciación, Adoración de los Magos, Natividad). En el Thyssen de Madrid hay un retrato de Catalina de Aragón a los once años de edad que es impresionante -la única reproducción artística que cuelga de las paredes del piso de este blogger, si exceptuamos el póster de Jessica Alba mostrando el ombligo en Sin City jeje-y que tiene mucho parecido al de Juana la Loca del Museo Kuntshistorisches de Viena, al fin y al cabo eran hermanas. Tiene unas dimensiones pequeñas, de 31 x 22 cm y según la web del Museo Thyssen "El hecho de que la protagonista sostenga en sus manos un capullo de rosa ha dado lugar a dos lecturas diferentes. Sterling ha interpretado la rosa como un símbolo de la casa Tudor (Catalina contrajo matrimonio, en 1501, con Arturo, príncipe de Gales). Elisa Bermejo considera, sin embargo, la flor como un atributo relacionado con la extrema juventud de la retratada. El rostro ovalado de la muchacha está construido con suavidad y se perfila con luces y sombras delicadas que contribuyen a aumentar el volumen. En su cara descubrimos una dulzura ensoñadora llena de serenidad que es típica de las obras de Juan de Flandes. Por lo demás, y como es característico en él, las manos, de las que en este caso sólo se dibujan los dedos pulgar e índice de la derecha, son de elegantes proporciones." El caso es que el rostro aparece como reflejado en un espejo convexo -seguro que David Hockney tendría algo que decir en este asunto-, produciendo una sensación de sueño mezclado con realidad, todo ello favorecido por el color casi fantasmal de la tez de la joven. Este retrato es para mi una de las cumbres de la historia de Arte, y conjuga el hiperrealismo técnico de la escuela flamenca con un aire de modernidad sugerido sobre todo por el misterioso semblante de la joven -mostrando resignación ante una vida "real" dirigida-, ajeno sin duda al futuro tan oscuro que le espera, en una interpretación del retratado que va más allá de la apariencia física -con la mente puesta en los retratos de Van Eyck y Hans Memling-, profundizando en la psique de la protagonista y ¿de la historia?

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