Francis Bacon (1909-1992) no fue expresionista: "No tengo nada que expresar". Francis Bacon fue el primer pintor-carnicero: "sólo necesitamos pensar en la carne en nuestro plato". Según Hughes "este pintor desdeñaba la ingenua fuente material, pero le gustaba sacar de contexto imágenes didácticas de modo que el significado deseado se extinguiera o se empañara". Estos días está de actualidad el nombre de Francis Bacon a raíz de la subasta de unos cuadros "basura" que desechara en vida por haber sido pisoteados por unos obreros en su taller y que regalara a su electricista Marc Robertson el cual ha esperado unos cuantos años (por qué por qué por qué) para venderlos y llenarse los bolsillos. Las fuentes de inspiración de Bacon eran varias, es conocido que recurrió a títulos como Locomoción animal de Edward Muybridge, Posiciones en radiología, y un Manual de enfermedades bucales, y es esta recurrencia a la enfermedad y a lo estrictamente animal lo que posibilita la abstracción del hombre como hombre desde la patología más visceral. Yo definiría a Bacon como un pintor horrorista, es decir, se empeñó en pintar el horror, y en este sentido es muy interesante de nuevo el testimonio de Hughes en su Impacto de lo nuevo:"Si las mujeres de De Kooning y los desnudos masculinos de Bacon parecían aislados en su tiempo, quizá se deba a que, después de Auswitz, la distorsión expresionista del cuerpo humano parecía carecer de futuro para los espíritus más sensibles -de hecho esa estética era poco menos que una impertinencia o un entrometimiento, un barniz, comparado con lo que los nazis habían hecho, a escala industrial, con los cuerpos reales. La realidad había dejado al arte tan atrás que la pintura enmudeció. ¿Quién podía rivalizar con el testimonio de la fotografía?". Michel Leiris apuntó muy acertadamente cómo lo irracional a veces hacía acto de presencia en los cuadros figurativos de Bacon. Así, accidentes como chorreos del pincel, colores restregados con un trapo, o detalles gratuitos que no están relacionados con la temática, son utilizados por Bacon para infundirle mayor vida a la obra a expensas de una pérdida de la lógica. La temática en Bacon por otro lado es en ocasiones inquietante, los fondos suelen ser lisos y en apariencia poco trabajados, el dibujo inexistente en Bacon como arte independiente figura en su obra como un primer acercamiento al acto de creación de tal manera que la sinceridad de las figuras contrasta con esos fondos solitarios y sangrientos, ¿era pues un pintor realista Bacon?, ¿es posible que esa sugerencia de ambigüedad espacial lo convierta en un pintor espacial, carnicero, compositor de lo cruel e inexpresivo? Bacon definía el realismo como el "intento de captar la apariencia con el conjunto de sensaciones que esa apariencia concreta suscita en mí", y añadía "es posible que, en su expresión más profunda, el realismo sea siempre subjetivo", y de ahí concluye Leiris que "no se debe confundir el realismo en arte con la simple voluntad de traducir a un lenguaje persuasivo lo que existe objetivamente". Es decir, realismo puede ser cualquier cosa y cualquier cosa puede no ser realismo. El maestro Saura escribe sobre Bacon y el espacio: "Bacon deforma levemente, conservando sus figuras, aproximadamente, las proporciones de los cánones tradicionales", y también: "pintó figuras presentes en una atmósfera de opaca soledad, como cargada de presagios y también, de vez en cuando, presencias fantasmagóricas sumergidas en turbadores exteriores provistos de semejante carga informulada o amenazante", es decir, estaba loco. Bacon estaba obsesionado con El retrato del papa Inocencio X de Velázquez, cuadro que nunca vio en persona pero del que hizo versiones seriadas de una calidad impresionante. Pero el papa de Bacon no grita como el paseante de Munch -preso de una incomprensión de lo absurdo, reo del crepúsculo implacable- sino que grita como si le pisaran el pie, o bien como si protestara por la desvirtuación que del cuadro de Velázquez estaba haciendo Bacon. Siempre me llamó la atención la forma en que los autores del siglo XX revisitan las obras de los clásicos (Picasso por ejemplo con Las Meninas, ¿por qué no dejan en paz a Velázquez? por qué por qué), nunca entendí si se trataba de un homenaje, de una burla o simplemente de una falta de inspiración, y el caso de Bacon es espectacular ya que puede que sus Papas sean más famosos que el de Velázquez (moviéndome hacia la exageración en todo caso con este comentario pero consciente de su correspondencia con la propia finalidad del cuadro de Bacon, pues ¿no es éste sino una exageración también?). Como dice Gilles Deleuze en su obra Francis Bacon: Lógica de la sensación: "las figuras de Bacon son las que mejor representan al hombre del siglo XX, si Cézanne lo hizo con el paisaje, Bacon llevó al hombre a su mejor representación artística en relación al hombre angustiado por la vida, pero entusiasmado por el arte", lo cual según mi punto de vista es imposible ya que no creo que el artista angustiado pueda disfrutar del arte ni de nada, ni siquiera del fútbol ni de las pelis de Zhang Ziyi, ya les pasó a Van Gogh y a Pollock, y Bacon no iba a ser una excepción. Es muy típico decir que el hombre del siglo XX (o del XXI ya) vive angustiado, pero yo voy por la calle y no veo rostros deformados por la angustia como los papas de Bacon, simplemente veo seres inertes aturdidos por la sobresaturación de estímulos externos que terminan convirtiéndose en autómatas víctimas de la desolación consumista -¿otra vez este rollo? Queda más artístico decir que las figuras de Bacon son filósofos del drama vital, espectadores de lo que es irrevocable, que se pliegan ante las interrogantes de la existencia, pero hoy día francamente nadie se hace esas interrogantes, es por eso que quizás la obra de Bacon haya quedado desfasada en la actualidad de forma que incluso añoremos los tiempos en los que el hombre se sumía en la melancolía (Durero), en la mascarada (Ensor), en la luz (De la Tour), o incluso en las tinieblas (Blake), y es por eso que a partir de los años setenta los rostros de los hombres de Bacon perdieran las facciones, como si el propio artista se hubiera dado cuenta de lo alienante de la conducta humana. Finalmente no creo que haya un fin más contradictorio para la pintura aterradora de Bacon que el que su electricista se forre vendiendo los desechos del taller del pintor.
viernes, mayo 04, 2007
El papa de Bacon.
Francis Bacon (1909-1992) no fue expresionista: "No tengo nada que expresar". Francis Bacon fue el primer pintor-carnicero: "sólo necesitamos pensar en la carne en nuestro plato". Según Hughes "este pintor desdeñaba la ingenua fuente material, pero le gustaba sacar de contexto imágenes didácticas de modo que el significado deseado se extinguiera o se empañara". Estos días está de actualidad el nombre de Francis Bacon a raíz de la subasta de unos cuadros "basura" que desechara en vida por haber sido pisoteados por unos obreros en su taller y que regalara a su electricista Marc Robertson el cual ha esperado unos cuantos años (por qué por qué por qué) para venderlos y llenarse los bolsillos. Las fuentes de inspiración de Bacon eran varias, es conocido que recurrió a títulos como Locomoción animal de Edward Muybridge, Posiciones en radiología, y un Manual de enfermedades bucales, y es esta recurrencia a la enfermedad y a lo estrictamente animal lo que posibilita la abstracción del hombre como hombre desde la patología más visceral. Yo definiría a Bacon como un pintor horrorista, es decir, se empeñó en pintar el horror, y en este sentido es muy interesante de nuevo el testimonio de Hughes en su Impacto de lo nuevo:"Si las mujeres de De Kooning y los desnudos masculinos de Bacon parecían aislados en su tiempo, quizá se deba a que, después de Auswitz, la distorsión expresionista del cuerpo humano parecía carecer de futuro para los espíritus más sensibles -de hecho esa estética era poco menos que una impertinencia o un entrometimiento, un barniz, comparado con lo que los nazis habían hecho, a escala industrial, con los cuerpos reales. La realidad había dejado al arte tan atrás que la pintura enmudeció. ¿Quién podía rivalizar con el testimonio de la fotografía?". Michel Leiris apuntó muy acertadamente cómo lo irracional a veces hacía acto de presencia en los cuadros figurativos de Bacon. Así, accidentes como chorreos del pincel, colores restregados con un trapo, o detalles gratuitos que no están relacionados con la temática, son utilizados por Bacon para infundirle mayor vida a la obra a expensas de una pérdida de la lógica. La temática en Bacon por otro lado es en ocasiones inquietante, los fondos suelen ser lisos y en apariencia poco trabajados, el dibujo inexistente en Bacon como arte independiente figura en su obra como un primer acercamiento al acto de creación de tal manera que la sinceridad de las figuras contrasta con esos fondos solitarios y sangrientos, ¿era pues un pintor realista Bacon?, ¿es posible que esa sugerencia de ambigüedad espacial lo convierta en un pintor espacial, carnicero, compositor de lo cruel e inexpresivo? Bacon definía el realismo como el "intento de captar la apariencia con el conjunto de sensaciones que esa apariencia concreta suscita en mí", y añadía "es posible que, en su expresión más profunda, el realismo sea siempre subjetivo", y de ahí concluye Leiris que "no se debe confundir el realismo en arte con la simple voluntad de traducir a un lenguaje persuasivo lo que existe objetivamente". Es decir, realismo puede ser cualquier cosa y cualquier cosa puede no ser realismo. El maestro Saura escribe sobre Bacon y el espacio: "Bacon deforma levemente, conservando sus figuras, aproximadamente, las proporciones de los cánones tradicionales", y también: "pintó figuras presentes en una atmósfera de opaca soledad, como cargada de presagios y también, de vez en cuando, presencias fantasmagóricas sumergidas en turbadores exteriores provistos de semejante carga informulada o amenazante", es decir, estaba loco. Bacon estaba obsesionado con El retrato del papa Inocencio X de Velázquez, cuadro que nunca vio en persona pero del que hizo versiones seriadas de una calidad impresionante. Pero el papa de Bacon no grita como el paseante de Munch -preso de una incomprensión de lo absurdo, reo del crepúsculo implacable- sino que grita como si le pisaran el pie, o bien como si protestara por la desvirtuación que del cuadro de Velázquez estaba haciendo Bacon. Siempre me llamó la atención la forma en que los autores del siglo XX revisitan las obras de los clásicos (Picasso por ejemplo con Las Meninas, ¿por qué no dejan en paz a Velázquez? por qué por qué), nunca entendí si se trataba de un homenaje, de una burla o simplemente de una falta de inspiración, y el caso de Bacon es espectacular ya que puede que sus Papas sean más famosos que el de Velázquez (moviéndome hacia la exageración en todo caso con este comentario pero consciente de su correspondencia con la propia finalidad del cuadro de Bacon, pues ¿no es éste sino una exageración también?). Como dice Gilles Deleuze en su obra Francis Bacon: Lógica de la sensación: "las figuras de Bacon son las que mejor representan al hombre del siglo XX, si Cézanne lo hizo con el paisaje, Bacon llevó al hombre a su mejor representación artística en relación al hombre angustiado por la vida, pero entusiasmado por el arte", lo cual según mi punto de vista es imposible ya que no creo que el artista angustiado pueda disfrutar del arte ni de nada, ni siquiera del fútbol ni de las pelis de Zhang Ziyi, ya les pasó a Van Gogh y a Pollock, y Bacon no iba a ser una excepción. Es muy típico decir que el hombre del siglo XX (o del XXI ya) vive angustiado, pero yo voy por la calle y no veo rostros deformados por la angustia como los papas de Bacon, simplemente veo seres inertes aturdidos por la sobresaturación de estímulos externos que terminan convirtiéndose en autómatas víctimas de la desolación consumista -¿otra vez este rollo? Queda más artístico decir que las figuras de Bacon son filósofos del drama vital, espectadores de lo que es irrevocable, que se pliegan ante las interrogantes de la existencia, pero hoy día francamente nadie se hace esas interrogantes, es por eso que quizás la obra de Bacon haya quedado desfasada en la actualidad de forma que incluso añoremos los tiempos en los que el hombre se sumía en la melancolía (Durero), en la mascarada (Ensor), en la luz (De la Tour), o incluso en las tinieblas (Blake), y es por eso que a partir de los años setenta los rostros de los hombres de Bacon perdieran las facciones, como si el propio artista se hubiera dado cuenta de lo alienante de la conducta humana. Finalmente no creo que haya un fin más contradictorio para la pintura aterradora de Bacon que el que su electricista se forre vendiendo los desechos del taller del pintor.
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2 comentarios:
estimado van helsing: la temática de bacon es muy desagradable.
La afirmación con que abre la entrada me parece una boutade, yo creo que jiugs le ha calado.
Los aspectos matérico de su pintura son puramente ornamentales.
En resumen ¿qué tiene bacon de bueno?: pues que es un magnífico pintor, por encima de todas las demás cosas. ¿Qué se puede decir de alguien cuya versión de un cuadro de velázquez ha superado universalmente el original?
Lo de Deleuze es una chorrada, ya le advertí sobre este tipo, menos mal que parece que usted también le ha calado.
señor pirlos:
sí que era un gran pintor pero ¿qué es ser un gran pintor?
quizás pintar seres deformes, acorralados por su existencia, intransigentes con su caótica similitud con la carne animal, difuminados por la distorsión de sus rasgos, seres en definitiva angustiados porque sí.como el propio bacon decía de su obra:"una glosa a la civilización, encubridora de la maraña de furia y del bramido de miedo que se escondían en grandes cantidades en seres humanos" o bien "Lo abyecto nos confronta con esos estados de fragilidad en que el hombre vaga en los territorios de la animalidad", o también:"la mayor parte de un cuadro siempre es convención, apariencia y eso es lo que intento eliminar de mis cuadros. Busco lo esencial, que la pintura asuma de la manera más directa posible la identidad material de aquello que representa. Mi manera de deformar imágenes me acerca mucho más al ser humano que si me sentara e hiciera su retrato, me enfrenta al hecho actual de ser un ser humano, consigo una mayor cercanía mientras más me alejo"
este tío era una fiesta continua y encontró en la deformación lo que muchos buscaban en la belleza.
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