lunes, abril 02, 2007

El expresionismo religioso de Nolde.



Se ha hablado en este blog de algunos pintores típicamente expresionistas como Grünewald o Goya atendiendo al término expresionista como adjetivo y no como sustantivo. Sin embargo existe en la pintura moderna del siglo XX un movimiento denominado expresionismo que no nació como tal (como sí pudieron nacer otros ismos como futurismo, dadaísmo o cubismo con total conciencia de sus integrantes de la pertenencia a un estilo pictórico) sino que fue a posteriori cuando los historiadores han agrupado a determinados pintores o grupo de pintores dentro de la corriente llamada Expresionismo. Una de las características del expresionismo es su temática, como dice Ristori "los expresionistas se recrean en lo morboso y prohibido insistiendo en lo demoníaco, lo sexual, lo fantástico y pervertido". También se caracteriza por un tratamiento apasionado de la materia pictórica, con aplicación del color directamente del tubo -clara herencia vangoghiana, y siguiente paso a lo ya realizado por fauvistas como Vlaminck o Raoult. Se desarrolló en muchos países aunque se ha generalizado la idea de que fue en Alemania (con grupos como Die Brucke o Der Blaue Reiter) donde cobró mayor relevancia esta forma artística. Uno de los primores expresionistas fue el alemán Emil Nolde (1867-1956). Aunque entró a formar parte del grupo Die Brucke en 1906 sólo estuvo un año con Kirchner y compañía y en realidad siempre fue un artista independiente. Sin embargo Kirchner siguió en contacto con Nolde y en 1912 le escribió: "El arte alemán debe volar con sus propias alas. Tenemos el deber de separarnos de Francia, ya es hora de tener un arte alemán independiente". No creo que en la historia de la pintura haya habido unos artistas más motivados a la hora de crear su propia escuela y su propio estilo aunque para ello bebieran de fuentes bien conocidas. Lo que llama la atención de Nolde es que usara motivos religiosos para algunos de sus cuadros más famosos como Pentecostés o El escarnio de Cristo o Cristo con los niños donde es obvia la influencia de Van Gogh, Ensor y Munch. Era pues un tipo religioso que además pertenecía al partido nacional socialista alemán, lo cual no fue obstáculo para que sus cuadros figuraran en la exposición de arte degenerado organizada por los nazis en 1937. Como cuenta Hughes en El impacto de lo nuevo: "Hitler odiaba el expresionismo como cosa de judíos, pero algunos nazis prominentes, encabezados por Albert Speer, intentaron disuadirlo en los años treinta de que por lo menos algunos aspectos del expresionismo -la imaginería de un paisaje primordial y su simplicidad rural, el gusto por los temas campesinos y las visiones animistas de la naturaleza- podrían serle de mucha utilidad al partido. Speer llegó al extremo de proponer a Emil Nolde, nazi también, como artista oficial. Hitler ni siquiera quiso oír hablar del tema, de modo que los expresionistas fueron a parar al exilio o los campos". Nolde, al igual que Gauguin, buscó en el primitivismo una fuente de inspiración. Viajó con una expedición científica por Rusia, Manchuria, Japón, China, Corea y la Polinesia y realizó numerosos retratos de grupos centrándose sobre todo en las danzas primitivas. Toda esta confluencia de ideas contradictorias tuvieron lugar en el cerebro de Nolde -que tuvo que suprimir de su nombre el Hansen para evitar persecuciones antisemitas- y originaron una pintura absolutamente desconcertante. Nazismo, religión, primitivismo, todo eso contribuye al impulso creador de Nolde. La muchas veces menospreciada cuestión acerca de la vida del artista y la relación de ésta con su arte sobrevuela en esta ocasión con más insistencia que nunca, es decir, ignorando todos estos datos ¿podemos centrarnos únicamente en las pinturas de Nolde? En ellas vemos una religiosidad exacerbada, una visión totalmente innovadora de las sagradas escrituras, una visión que podríamos relacionar con artistas del pasado como El Bosco o Grünewald, -el dilema de la innovación recurrente a posturas artísticas antiguas- pero esta vez en un marco religioso muy diferente al del siglo XV y cuando la búsqueda de nuevos caminos artísticos está en su punto cumbre, y así coloca a sus protagonistas en una escena que respira irrealidad y que les hace manejarse como marionetas en un teatro sagrado e inamovible, es decir, ¿Nolde era un pintor a favor de la religión o por el contrario era un artista más preocupado por ridiculizar a la religión con sus grotescas y caóticas formas que por enaltecerla? Nunca fueron El Bosco o Grünewald criticados por esto, ¿por qué habría de serlo Nolde? La cuestión es ¿puede el expresionismo hacerse cargo de la representación de las sagradas escrituras sin caer en la autocomplacencia? Nolde respondió afirmativamente como ningún otro pintor pudo hacerlo en la historia del arte del siglo XX. Todas esta preguntas absurdas y anacrónicas es lo único que se me ocurre decir ante la visión de las pinturas de Nolde, cuando lo que querría decir realmente es que: me dan miedo.

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