Nicolás de Staël es uno de los pintores más personales del siglo XX. Nació en San Petersburgo en 1913 y murió en Antibes en 1955. Staël escribió: "¿Un cuadro puede ser solamente manchas y nada más? No lo sé". No parece que aelantara mucho en esta cuestión pero al menos ese planteamiento nos muestra la realidad de este pintor, un artista que aunó figuración y abstracción como ningún otro. Algunas frases suyas nos pueden adentrar en su mundo pictórico: "Quiero realizar una armonía"; "La obra es la medida del espacio, es forma"; a su hija: "Tienes que saber un poco de geometría. El equilibrio es muy simple Sí, muy importante y muy simple. El triángulo, el cuadrado, la pirámide, nada se hace sin ellos". Estos comentarios nos remiten inevitablemente al geometrismo del grupo de Stijl de Mondrian e incluso a la pintura de Cezánne. En realidad yo veo a Staël como la simbiosis perfecta entre ambos junto a una gran carga matérica que nos hace pensar igualmente en algunos fauvistas tardíos como Vlaminck o Raoult. ¿Sería entonces el caso de Staël el de un expresionista suavizado por la geometría y por la distribución de los espacios? El uso del color de Staël no es desde luego el de los expresionistas. La mayoría de sus cuadros rebosan colores pálidos y puros y en ellos se conjugan blancos y grises y azules, empastados en formas geométricas que representan casi siempre una realidad figurativa, aunque existen composivciones completamente abstractas, ¿completamente abstractas?, no estoy seguro de ello, él mismo escribió en 1952: "La pintura debe solamente ser un muro sobre un muro. La pintura debe figurar en el espacio. Una pintura debería ser a la vez abstracta y figurativa. Abstracta en cuanto a muro, figurativa en cuanto a la representación de un espacio". Las dudas le atormentaban en este sentido: "¿Siempre, siempre hay un tema, siempre?". Germain Viatte dijo que "el debate abstracción-figuración no tenía sentido para Staël", lo cual a mi parecer es una gran metedura de pata ya que creo que precisamente es en ese debate donde funcionó la creatividad de Staël. Los futbolistas (figura derecha), los barcos (figura arriba), las catedrales, los bodegones, los templos griegos, los cielos y paisajes de Staël son de una belleza tan extraordinaria que rebasan la eventualidad que supone la dicotomía abstracción-figuración. Es decir, Staël es uno de esos pintores que se preocupan de la pintura en cuanto a objeto de la obra. Su esposa Anna escribía en Apuntes para un retrato: "Su imaginación está al nivel de lo que ejecuta a partir de lo real, sin ficción, sin torsión; lo que prevalece sobre el tema es la pintura o, más bien, la pintura arrastra su tema como los torrentes precipitan los troncos de los árboles pasando la cuchilla del agua al nivel de inmersión-emersión". Creo que Andre Chastel escribe muy acertadamente en La impaciencia y el júbilo: "El mundo estaba conminado a colocarse en el orden del cuadro, en el sentido anteriormente definido por el artista, a convertirse en pintura bajo la voluntad del pintor". Lo que yo siempre he dicho, la naturaleza imita al arte y no al revés. Staël fue asímismo un admirador de los grandes maestros del pasado como Velázquez de cuya obra resaltaba el orden y el abandono, y como El Greco el cual fue una gran referencia para su Catedral del museo de bellas artes de Lyon según Arno Mansar. Era pues un clásico renovado más que un pintor esencialmente moderno. Jorge Guillén parece homenajear en su Desnudo (figura izquierda) al pintor: "Blancos, rosas...Azules casi en veta/retraídos, mentales/.../Monotonía justa: prodigioso/colmo de la presencia". Esto nos puede dar una clave del arte del Staël: el minimalismo de las formas. También la casualidad como foco de creación fue para él siempre un parámetro inexcusable: "Creo en la casualidad exactamente como veo la casualidad, con una obstinación constante. Es esto mismo lo que hace que cuando yo veo, vea como ningún otro". Y es en esta búsqueda constante de la casualidad efímera donde reside la fuerza de su pincelada, una pincelada que parece querer captar el momento exacto antes de que se desvanezca para siempre; y puede que en el intento de captar uno de esos momentos irrecuperables decidiera acabar con su vida a la corta edad de 41 años, para desgracia de todos nosotros.
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