sábado, abril 04, 2009

Luca Signorelli.



"Luca Signorelli
de Cortona, pintor".

Con el título del capítulo que Vasari dedica en sus Vidas a este pintor de finales del siglo XV y principios del XVI presento a este magnífico artista cuyos frescos en la catedral de Orvieto (en la región de Umbría, en el centro de Italia y colindante con Cortona) son increíbles como veremos. Nacido en Cortona en 1450 y muerto también en Cortona en 1523, Luca Signorelli pintó alrededor de 1500 unos frescos en la Cappella di San Brizio en la catedral de Orvietto (Duomo) con una anchura total de 670 cm. Cuenta Manfred Wundram: "Ya en 1477, Fray Angelico y Benozzo Gozzoli habían comenzado a pintar la Capilla de San Brizio, pero a finales de siglo se da el encargo de nuevo. En la representación más amplia del Juicio Final y de la historia del Anticristo que hasta entonces había conocido la pintura occidental, Signorelli alcanza la cima de su evolución artística. Renuncia a la más mínima alusión al paisaje y se concentra en la reproducción de la figura humana, con un movimiento febril. En ninguna obra anterior a Miguel Ángel aparece tan puramente como en este conjunto el concepto básico de la pintura toscana, fuertemente influenciada por la escultura". No sólo nos acordamos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel sino también en la Batalla de Anghiari que Miguel Ángel nunca terminó, por ejemplo. Vasari relata así el impacto que causó la forma de pintar del pintor de Cortona: "Fue a Florencia para conocer el estilo de los artistas modernos que allí se usaba, y llamado por Lorenzo el Viejo, pintó un lienzo donde hay unos desnudos de dioses que suscitaron gran expectación en quienes deseaban conocer sus obras, y fue cosa muy celebrada." Y continúa explicando los frescos que nos ocupan: "Llamado a Orvieto por los operarios del Duomo de Santa María les acabó toda la capilla de la Virgen empezada por Fray Giovanni da Fiesole, y pintó en ella todas las escenas del fin del mundo; invención bellísima, bizarra y caprichosa, por la variedad de ángeles, demonios, terremotos, incendios, ruinas y milagros del Anticristo que allí se ven, donde mostró su dominio del desnudo en escorzos y bellas figuras que representan el temor de aquel momento. Viendo lo cual, se despertó en otros el deseo de afrontar las dificultades que comporta esa modalidad artística." Wundram resalta las virtudes de esta obra: "Aquí domina claramente la línea fuertemente delimitadora. Las posiciones y escorzos poseen una riqueza inagotable, lo que hace pensar en el relieve del Juicio Final realizado en el siglo XV en la fachada de la catedral de Orvieto". Demonios verdes, figuras retorcidas, ángeles trompeteros, cuellos rotos, voluptuosas mujeres forzadas,... El universo que despliega aquí Signorelli es de una audacia inusual para su época. Más bien pensamos en William Blake o Jean Delville, y otros demoníacos artistas del XIX y XX, que en Mantegna, Fray Angelico y otros del Quattrocento.

2 comentarios:

pirlosky dijo...

Estimado kovalski, quisiera comentarle que es posible que el inusual color verdoso de los demonios quizás se deba a la oxidación de algunos de los componentes de los pigmentos usados, o a cualquier otro proceso que desconozco.
Creo recordar que Signorelli fue discípulo de piero della francesca, a quien también se le enverduzcan un poco los cuadros. No son los únicos, tampoco. es normal que el paso del tiempo afecte de diferente manera a los diferentes elementos que componen los pigmentos, no todos son igualmente estables, y hasta nosotros llegan a veces algunos efectos cromáticos "audaces" debido a esto. El ejemplo que me viene ahora a la cabeza es el descendimiento de pontormo, que ya creo que lo posteó hace tiempo.

k dijo...

pues puede que tenga usted razón, pirlosky, el verde ése es muy extraño y seguramente se deba a un efecto oxidativo de los pigmentos. Y ahora que menciona a Pontormo sí que le veo semejanza con Signorelli -y no sólo en los colores sino también en el amaneramiento de las figuras,
saludos y gracias por su comentario