sábado, marzo 07, 2009

Judith y Holofernes: Goya y Gentileschi.




El tema de la decapitación del general asirio Holofernes por Judit de Betulia es un motivo muy recurrido en la pintura del barroco sobre todo (Rubens, Caravaggio...) e incluso de artistas del siglo XX como Klimt. Hoy vienen a este blog obras de Goya y Artemisia Gentileshi con este motivo bíblico. La obra de Goya mide 143,5 cm × 81,4 cm y se encuentra en el Museo del Prado, procedente de la Quinta del Sordo, desde donde fueron traspuestos al ienzo (originalmente eran frescos). Fue pintada alrededor de 1820 y es quizás una de las pinturas negras menos conocidas, sin embargo posee una fuerza impresionante. Robert Hughes comenta en su obra Goya: "El único personaje histórico que puede identificarse es la heroína bíblica Judith, a quien vemos blandir el alfanje antes de cortar la cabeza del malvado general Holofernes. Si recordamos la ira y la decepción que la restauración de Fernando (VII) causó a Goya, no es inverosímil que Holofernes represente a Fernando VII. Existen muchos ejemplos de artistas que vieron en la muerte de Holofernes un símbolo de la derrota de la tiranía. Pero una vez más nos movemos en el terreno de las conjeturas. Goya no da niinguna clave, además, hacerlo habría sido una imprudencia pues cualquier agente de Fernando VII podía entrar en la Quinta del Sordo y ver sus pinturas. No debemos olvidar que no sólo eran las imágenes más dramáticas que Goya había pintado nunca, sino que también eran las más privadas. No pensaba en un público, hablaba consigo mismo. Nunca imaginó que las "pinturas negras" se verían en otro lugar aparte de aquel donde los creó. Por consiguiente, no se sentía obligado a ajustarse a ningún tipo de simbolismo explícito, y podría reservarse para él mismo todos los nexos narrativos." Por otro lado, la artista del barroco, hija de Orazio Gentileschi, Artemisia Gentileschi, tiene dos versiones de Judith decapitando a Holofernes, una de 1612, en el Museo de Capodimonte en Nápoles, y otra de 1620, en la Galería de los Uffizi en Florencia. En cuanto a la de Nápoles Francisca Pérez comenta: "Las diagonales de los brazos de la heroína se cruzan con los de Holofernes y los de Abra. Judit está ejerciendo una fuerza, haciendo un esfuerzo físico, el que demanda la acción. El cruce de los brazos es protegonista visual de la escena y proviene casi con seguridad de un cuadro perdido de Rubens con el mismo tema que conocemos a través de un grabado de Cornelius Galle I. Este cruce de diagonales pone en relación a los tres personajes intervinientes y no sólo a dos. Abra se ha convertido en una mujer fuerte muy joven que ayuda a su ama, lo que da mayor literalidad y verosimilitud a la escena. Por su parte, Judit es una mujer más madura que la de Caravaggio. Sin duda estamos ante una escena violenta, más cruel que las versiones de las que toma inspiración. Se trata de una violencia sin sublimar y pocas veces contemplada: la de una mujer sobre un hombre." En cuanto a la versión de Florencia Pérez "fue quizá el último encargo que Artemisia Gentileschi realizara para el gran duque Cosme de Medici" (...) "la influencia florentina ha favorecido un distanciamiento en primer lugar físico, pues se amplía el enfoque, dejando un mayor espacio sobre las mujeres. El fondo oscuro y vacío proporciona ahora una mayor perspectiva sobre la habitación y desaparece en parte el efecto claustrofóbico del primero. La escena ha ganado sentido teatral, distanciamiento, retórica. (...) En el cuadro de los Uffizi, la sangre salta a chorros del cuello de Holofernes y salpica el pecho de Judit, la espada es de mayor tamaño, su empuñadura gana valor en el centro del cuadro. La heroína lleva una pulsera con camafeos en los que se representa Artemisia, la diosa de la caza, y entre sus dedos se enreda el cabello del asirio (...) (En) Toda esta proliferación de detalles (...) parece perderse en parte la corporeidad de la violencia, la cercanía de los cuerpos, la concentración en el esfuerzo físico en que consiste la decapitación. Pero no se evita la crueldad. En un sentido, la rotundida y la frescura de la versión de Nápoles se ha perdido." Ahora se supone que tendría que enfrentar los cuadros de Gentileschi con los de Goya. Nada más absurdo pero diré algo -para rellenar más que nada-. En el Goya Abra es una vieja achantada que parece estar rezando mientras que en Gentileschi Abra es una joven con una fuerza descomunal sin la cual Judit no puede llevar a cabo su propósito. En Goya no se ve claramente a Holofernes, quizá esté por ahí escondido entre las sombras. Detrás un resplandor casi rembrandtiano dota a la escena de dramatismo. En Gentileschi una luz -exagerada en la de Florencia- alumbra todo perfectamente para que las asesinas pueden hacer su trabajo sin problemas. En Goya no sabemos bien si habrá cortado la cabeza a Holofernes o bien le ha dado un tajo a la maceta de la esquina ya que no se ve un pijo. La figura de Judit de Goya es prácticamente esxpresionista, recuerda a Kirchner y compañía, a Ensor incluso, es casi una mascarada lo que presenciamos. En Gentileschi Judit es una mujer maravillosa con unos brazos tremendos -más robustos incluso en Nápoles que en Florencia-. En Goya, a pesar de su aparente rudimentario dibujo, observamos la crueldad del acto, la voluptuosidad de Judit, la macabra acción en las sombras. Todo aquello que intenta plasmar Gentileschi con vituosismo pero con una economía de medios absolutamente moderna.

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