
Otras veces han aparecido comparativas de autores totalmente inconexos en El gran Kovalski. Así, haciendo un rápido ejercicio de memoria, recuerdo parejas tales como Carpaccio y Balthus o más recientemente Hopper y De Hooch. En esta ocasión formarán pareja el postimpresionista Van Gogh y el artista del barroco italiano Aníbal Carracci. Como casi siempre me pasa esta asociación ha surgido en la mente de Kovalski de manera fortuita y posiblemente esté absolutamente infundada pero cuando estaba ojeando el libro de Prater sobre el barroco me impactó un cuadro no demasiado conocido de Carracci y enseguida me acordé del cuadro de Van Gogh Los comedores de patatas, fechado trescientos años más tarde. Van Gogh pintó Los comedores de patatas en Neuen en 1885. Es un óleo sobre lienzo de 81x114 cm que se encuentra en el Van Gogh Museum de Amsterdam. En esa época, quizás influenciado por el espíritu de Millet y sus espirituales escenas de campesinos -Millet es un autor muy citado en las cartas de VanGogh a su hermano Theo- y puede que también por escenas de interiores cotidianas de Chardin -esto es suposición mía-, Van Gogh pintó numerosas escenas de campesinos, de ese año son por ejemplo Dos campesinos entresacando patatas y al menos dos cuadros titulados Campesina cavando. Con la esperanza de encontrar una referencia directa a este cuadro consulté las cartas de Van Gogh con escaso éxito. Sí encontré, sin embargo, algunos pasajes que hacen reflexionar sobre las ideas de Van Gogh con respecto al dibujo de la figura humana. Si bien Van Gogh es reconocido como un gran paisajista y un excelente bodegonista y en la retina tenemos grabados sus fogosos campos y sus noches estrelladas y sus lirios y sus girasoles, no es menos cierto que Van Gogh se ocupó, y mucho, de la representación humana, así como de interiores con figuras humanas. En 1882 escribe a su hermano Theo: "La idea de pintar figuras me seduce mucho. Sólo que es preciso que perfeccione aún más mi manera -debo conocer mejor el procedimiento-, aquello que se llama a veces la cocina del arte. Al principio tendré que borrar a menudo, volver a empezar, pero siento que así me instruyo y adquiero una mirada más clara sobre las cosas". Refiriéndose a Millais y puede que en general a los prerrafaelitas escribe también: "... los modernos se equivocaban de camino cuando estaban poseídos, hace algunos años, por la pasión de imitar lo antiguo. Por eso considero verdadera la reflexión de Millet: me parece absurdo que los hombres quieran ser otra cosa que lo que son. Esta observación tiene un aspecto banal, y sin embargo es de una profundidad tan insondable como el océano, en cuanto a mí, creo que conviene tomarla en serio en toda circunstancia". Walter y Metzger escriben en su libro dedicado a la integral de pintura de Van Gogh: "Los comedores de patatas constituyen una síntesis de un sin número de estudios de cabezas características de campesinos y artesanos absortos, que Van Gogh pinta durante los meses de invierno en las míseras viviendas de los aldeanos". Y como no podía ser de otra manera estos autores citan las propias palabras de Van Gogh -y es que creo que las cartas a Theo de Van Gogh son uno de los documentos más impresionantes y aleccionadores de la historia de la pintura-: "mira, tengo que pintar cincuenta cabezas para hacer progresos, porque precisamente no me cuesta trabajo. Tan pronto como sea posible y una detrás de la otra. Lo he calculado, pero con toda la energía que quiero invertir, lo que quiere decir esfuerzo y sudor, no se puede conseguir sin algunos trabajos extra". Por su lado

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