sábado, enero 31, 2009

El payaso de Hopper.



(dedicado a mi hermano, el payaso pirlosky)

En 1914 Edward Hopper pintó Soir Bleu (91x183 cm, NY, Collection of Whitney Museum of American Art) como resultado de sus viajes iniciáticos a París y otros lugares de Europa -recorrido obligado para todo artista americano que se preciara. El título podría traducirse como Atardecer azul, y ese azul también puede leerse como Tarde melancólica, una lectura a la manera de la música blues. Hopper estaba comenzando su carrera artística, así lo ve Ivo Kranzfelder: "En París, bajo la influencia de los impresionistas y de sus sucesores los puntillistas, sus colores se hicieron más claros". El propio Hopper diría más tarde: "Llegué a París justamente cuando tocaba a su fin el período puntillista. Me dejé influir por él tal vez por creer que ése era el motivo de mi viaje. De esa forma mis primeros cuadros parisinos tenían un cariz puntillista. De pronto lo superé, y los trabajos posteriores que hice en París eran más parecidos a lo que hago ahora". Sobre Soir Bleu Kranzfelder escribe: "Se trata de un caso singular en la obra de Hopper, ya sólo por el hecho de que la escena está dominada por figuras humanas. El espacio en el que se encuentran está totalmente sugerido. El escenario es seguramente la terraza de un café, limitada por la balaustrada. El fondo es indeterminado, dividido por una línea ondulada que separa la superficie azul claro de la inferior azul oscuro. La balaustrada de piedra divide la superficie del cuadro en una exterior y otra inferior. A nivel vertical, el tercio izquierdo del cuadro queda dividido por una banda de color que representa seguramente la columna de un techo imaginario del que cuelgan campanillas". Lo que es alucinante es la forma en que ha cortado el cuadro, desechando la posibilidad más lógica de hacerlo por la mitad -evitando la sensación de díptico-. Exhibido por primera y última vez en una exposición colectiva en Max Dowell Club tuvo una crítica negativa: "ambicioso producto de la imaginación sin intensidad expresiva", dijo un experto. Kranzfelder sostiene que "Hopper identifica al payaso con el artista. Este motivo de la asimilación del artista al loco, al bufón y al mago tiene una larga tradición en la biografía de los artistas". Aquí se aleja la idea del payaso como gracioso profesional para adoptar una simbología más trascendental, más implicada con su eterna contradicción existencial -¿por qué los payasos tienen maquillada esa expresión triste?, no ríen, parecen llorar-. De todos los personajes es el payaso el centro de la composición, con un cigarro en la mano -del que no se desprende humo alguno-, su semblante queda oculto por el maquillaje dando una -¿falsa? ¿es sólo producto del maquillaje?- impresión de estado melancólico, pensativo, ajeno a la realidad -ignorando al chulo, la prostituta, soldado y demás clientes del bar. Aunque Hopper dice haberse liberado de la pintura francesa -por el simple hecho de no adoptar la técnica impresionista de aplicación de las pinceladas- lo que él mismo parece obviar es la gran influencia sufrida por los cuadros de Degas -en los que las escenas están partidas, dejando a la imaginación del espectador la continuación de la perspectiva-, y por supuesto por la obra de Manet y Renoir relativa a reuniones sociales, si bien en Hopper los protagonistas están ya absolutamente aislados, solitarios, inertes, ¿son muñecos de trapo?, consiguiendo una increíble expresividad -¿cómo lo logra? no me lo pregunten, era un genio, a pesar de la crítica del listo de turno en 1915. Las luces en campanillas recuerdan a Van Gogh, y me llamarán loco pero ¿soy el único que advierte cierto parecido del personaje que fuma y cuyo rostro está semioculto por la gorra con el gran pintor holandés? También aprecio algo de "mala leche" a la hora de pintar el maquillaje del personaje que ha sido identificado como prostituta -¿pintada como un payaso? ¿es el payaso el único que no es realmente un payaso? como si quisiera dar a entender que el único personaje honesto es el payaso, porque su función de payaso viene dada por su profesión, mientras que el resto de clientes parecen auténticos payasos de la vida real, patéticos seres que pierden la vida en la terraza de un bar (¡pero si no saben hacia donde mirar ni qué hacer!)-, y muy interesante es la figura de la izquierda -aislado entre los aislados-, del que se guarda un dibujo preparatorio -un dibujo mucho más expresivo que el finalmente pintado y con un aire a Tolouse Latrec innegable-. En cuanto al título de nuevo, no sólo hace referencia al motivo sino que observamos -aparte de la presencia de los azules del cielo y del mar (?) (¿no es una lona con el Sena al fondo? ¿es la cubierta de un batón-bus?)- una pátina de azul que impregna todo el cuadro -traje de etiqueta del caballero de la derecha, uniforme azul del militar, vestimenta azul del hombre de la gorra, gorra y jersey de cuello alto azules del "chulo" a la derecha, cara azul del payaso ,etc... Una obra de la primera etapa creativa de Hopper -aunque contaba ya más de treinta años- pero en la que se observa una gran carga interior de los personajes -aunque sólo sea por que no anuncian nada en particular- y utiliza elementos que serán santo y seña de su obra posterior, es decir, la soledad, la geometrización, y la idea de quietud imperturbable.

2 comentarios:

pirlosky dijo...

gracias por la dedicatoria, gran kovalski.
este cuadro de hooper a mí también me parece extraño considerando el resto de su obra conocida. no obstante, creo que tiene algunas de las cosas que hacen reconocible un hooper.
La composición a mí me da un aire más a T-lautrec que a monet o degas.
Hay un uso magistral de los grises, aparte del azul predominante. La iluminación de la escena es muy extraña, ya que parece en parte luz natural, si no fuera por que algunas figuras presentan brillos de luz artificial que procede de los farolillos. La figura femenina ¿dónde está sentada?
en resumen, estos detalles y otros contribuyen a esa sensación de desazón típica de hooper, a pesar del protagonismo de las figuras.

k dijo...

gracias a ti pirlosky por tus comentarios.Yo veo en éste un cuadro lleno de enigmas. Puede que veinte años después Hopper hubiera pintado al payaso solitario, sin más figuras alrededor. Lo realmente sorprendente del cuadro es la presencia del payaso precisamente, porque ¿qué narices hace el payaso maquillado como para una función tomándose un copazo en una terraza? ¿está el circo al que pertenece junto a la terraza?¿hace una actuación especial en el bar de la terraza cada noche y está preparándose o descansando entre función y función? Más bien parece una figura simbólica, quizás un autorretrato del propio artista que se ve como un payaso, quizás es una alegoría de la melancolía, no sé, es un cuadro muy misterioso.