miércoles, septiembre 17, 2008

Las batallas de Leonardo y Miguel Ángel.



Alrededor del año 1504 les fueron encargadas a Leonardo da Vinci y a Miguel Ángel sendas composiciones de batallas históricas de Florencia contra otros estados italianos que servirían para decorar la Sala del Consejo del Palazzo Vechio en Florencia. Estamos hablando de La batalla de Cascina, entre Florencia y Pisa, obra de Miguel Ángel, y de La batalla de Anghiari, entre Florencia y Milán, obra de Leonardo. ¿Qué ha quedado de estas dos grandes obras que enfrentaron artísticamente a los dos grandes genios del Renacimiento italiano? De las obras originales absolutamente nada. Miguel Ángel tan sólo trabajó en el cartón preparatorio -hoy perdido- y la batalla de Leonardo fue cubierta por pinturas de Vasari. Sí que tenemos algunos bocetos y estudios de la obra de Miguel Ángel y una grisalla que escenifica la composición completa obra de Bastiano de Sangallo -aunque realmente está incompleta ya que Vasari describió el cartón preparatorio y en ésta habla de "muchos otros soldados revistiéndose las armas, e infinitos que, combatiendo a caballo, comienzan el encuentro". De la batalla de Leonardo tenemos una copia realizada por Rubens a carboncillo, de 1603, y un óleo con algunas figuras bien obra de Leonardo bien de Tavola Doria sobre el original. Los encuentros "amistosos" entre Leonardo y Miguel Ángel fueron varios y polémicos. Leonardo en aquella época estaba en el apogeo de su carrera -rondaba los 50 años de edad- y Miguel Ángel acababa de terminar su estatua del David -tendría en torno a los 28 años. En su Tratado Leonardo comenta -subliminal ataque a Miguel Ángel:"Oh, pintor anatómico, lleva cuidado, no sea cosa que en tu afán de representar científicamente cada bulto y concavidad del cuerpo te conviertas en un pintor acartonado". Supongo que Miguel Ángel podría haber contestado: "Oh, pintor del sfumati, lleva cuidado, vayan tus soldados a parecer nenitas con sonrisas ambiguas". Según cuenta Tomás Llorens "El cartón de Miguel Ángel se conservó durante años en el sitio donde el artista lo había realizado"- alejado del Palacio Vechio para no cruzarse con Leonardo-. "Benvenuto Cellini recuerda en La Vita el impacto que La batalla de Cascina le produjo cuando él era un muchcho. En su opinión, Miguel Ángel nunca hizo nada mejor". La verdad es que el estilo de Miguel Ángel -más vigoroso y tortuoso- encaja mejor que el de Leonardo -más exquisito y de formas suaves- para la presentación de una batalla pero viendo la copia que realizara Rubens -si bien el holandés desarrolló un estilo anatómico en sus figuras próximas al miguelangelesco- la verdad es el resultado es igualmente impresionante. Leonardo trabajó en su batalla directamente sobre la pared destinataria e incluso hay constancia de que se realizaran pagos por ello, pero al intentar nuevas técnicas de pintura al fresco se encontró con tantos problemas de estabilidad que tuvo que abandonar el proyecto. La causa del fracaso de la pintura de Leonardo también es susceptible de análisis por Llorens que indica: "El método, aunque lento y laborioso, le hubiera permitido conseguir efectos de gradación de la luz imposibles ede obtener con la técnica del fresco. Por las descripciones del siglo XVI y las notas escritas del mismo Leonardo sabemos que eran esos efectos de luz y de atmósfera lo que constituía realmente el centro de su empeño. Eso y los movimientos de los caballos. Pretende transmitir el efecto de los torbellinos de caballos y aceros, los gritos, la mezcla de polvo y humo (una mezcla -escribe en sus notas- que filtra la luz con tonos más rojizos en las partes más bajas y próximas, con tonos más azulados en las partes más lejanas y altas). La técnica fracasó; los aceites en que dispersaba los pigmentos empezaron a oscurecer antes de que terminara la obra. La abandonó en mayo de 1506, sin reclamar la cantidad de dinero que había dejado como garantía al recibir el encargo". Leonardo y sus inventos técnicos nos han privado de admirar esta obra y son responsables de que La última cena se encuentre en un estado tan lamentable. Por su lado Miguel Ángel utilizó para el desarrollo temático de su pintura un episodio relatado en la crónica de Filippo Villani en la que los soldados florentinos están desnudos bañándose en el Arno y son sorprendidos por un ataque de los pisanos. Según Vasari el cartón de Miguel Ángel influyó de manera decisiva en el estilo de pintores como Rafael, Ghirlandaio, Berruguete, del Sarto, Pontorno, etc...; y según Llorens "el cartón desapareció en el invierno de 1515 a 1516. Fue troceado, al parecer con la finalidad de atender las demandas de todos los artistas que pretendían estudiarlo. Hay testimonio de la existencia de diversos fragmetnso en diversas colecciones hasta mediados del siglo XVI". Cielos, se me ponen los pelos de punta nada más pensar en que un Dan Brown cualquiera se le ocurra escribir una novela histórica titulada El código Miguel Ángel con el argumento en torno al misterioso destino de estos trozos del cartón de La batalla de Cascina. Ya lo veo, el protagonista intenta reunir todos los trozos y al final descubre una organización secreta que, como siempre, se trata de los Rosacruces. Bueno, en cuanto al resultado de la "batalla pictórica" entre los dos genios finalmente es de: empate.

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