sábado, enero 16, 2010

Notas a Viaje a Italia, de Goethe (3).



Notas a Viaje a Italia, de Goethe (3).

El Guercino.


"Cento, 17 de octubre por la noche.
De mejor humor que ayer escribo desde la ciudad natal del Guercino. Esta ciudad, situada en una interminable llanura cultivada, es pequeña y agradable. Rondará los cinco mil habitantes y muestra un aspecto opulento, animado, limpio. Subí de inmediato a la torre, según mi costumbre: ante mí se desplegó un mar de copas de álamos entre los cuales sobresalían las pequeñas granjas de la periferia, cada una de ellas rodeadas de su propio campo."

Cento está cerca de Bolonia, en la región Emilia-romaña, en la provincia de Ferrara, donde nació la escuela boloñesa fundada por los Carracci (Ludovico y sus primos Annibale y Agostino) en 1582, y a la que pertenecerían artistas como Guido Reni, Domenichino y el propio Guercino, llamado Giovanni Francesco Barbieri, y nacido en Cento en 1591 y muerto en Bolonia en 1666. Era por tanto contemporáneo de Velázquez y Rembrandt.

"El Guercino amaba su ciudad como todos los italianos, que alimentan y cultivan el patriotismo local en su más elevada manifestación. Bajo la dirección de aquel maestro se fundó aquí una academia de pintura. El Guercino legó muchos cuadros, lo cual todavía hoy es motivo de deleite para sus conciudadanos."

Se llamaba El Guercino (que significa el bizco) por padecer estrabismo en el ojo derecho. Su primer maestro fue Paolo Zagnoni, con quien aprendió en Bolonia y donde sufrió la influencia decisiva de la pintura de Ludovico Carracci.
Según Prater y Bauer, entre 1615 y 1617 realizó decoraciones de interiores en Cento; pinturas religiosas (Los cuatro Evangelistas, en la Gemäldegalerie de Dresde), y paisajes (Paisaje a la luz de la luna, en Estocolmo). Decoró con frescos el Oratorio de San Rocco en Bolonia por encargo del cardenal Ludovisi, futuro papa Gregorio XV. En 1618 viaja a Venecia y se encuentra con Palma el Viejo, un hecho que apunta su evolución posterior. "En años siguientes, sus cuadros adquieren un tono cada vez más tenso y sosegado, gracias sobre todo a los ricos contrastes del claroscuro". En 1921 se traslada a Roma a trabajar para el papa Gregorio XV. Es cuadno pinta Aurora, en la Villa Ludovisi. A la muerte del papa volverá a Cento donde seguirá estilísticamente a Reni y Domenichino. El tono es más patético y su frescura inicial es sustituida por clasicismo idealizante, la luz y los colores son más fríos. En 1642 reemplazará a Reni como líder de la escuela boloñesa.

En la iglesia de Nome die Dio -al menos eso dice el editor- Goethe observa algunos cuadros de El Guercino:
"Me conmovió mucho la pintura que representa a Cristo resucitado apareciéndose a su madre. Ésta, arrodillada delante de él, le mira con una expresión que transmite una ternura indescriptible. Su mano izquierda toca su cuerpo justo debajo de la desoladora herida, que empozoña todo el cuadro. Él ha puesto un brazo alrededor del cuello de María, girándose un poco hacia su madre porque quiere verla con más comodidad. El gesto confiere a la figura no diré que forzado mas sí extraño. Si prescindimos de ese detalle, la figura de Cristo es agradable en grado sumo. La mirada tristemente tranquila con que mira a María es única, como si el recuerdo de las penas de ambos, que la resurrección aún no ha alcanzado a borrar, flotara ante su alma.Strange ha reproducido la obra en un grabado; desearía que al menos mis amigos viesen esta copia."

Se trata del Cristo resucitado apareciéndose a la Virgen, hoy en la Pinacoteca Cívica de Cento. Pintado entre 1628 y 1630 y con unas dimensiones de 260 x 179,5 cm. Es cierto que el gesto del brazo del Cristo parece un poco forzado pero yo veo que Guercino tuvo mayores problemas a la hora de encuadrar la escena. Al fondo a la derecha se ve una mesa con un libro abierto, ¿estaba la Virgen estudiando cuando apareció el Resucitado? Es un interior que Guercino pretende ocultar a base de sombras, cortinas colgantes de lo que sería un techo altísimo, y una especie de sobreentarimado de madera, ¿será una iglesia? La verdad es que resulta un poco desconcertante el contexto, por no hablar de la bandera que enarbola el aparecido, ondeando ¿al viento?

Pintó muchas madonas el Guercino. Quizás la más famosa sea la Madonna del passero (el hermoso cuadro La Virgen del gorrión, data de 1619 y se encuentra en la colección Denis Mahon de Londres), Goethe menciona dos cuadros con vírgenes pero no he conseguido identificarlos: "Luego ganó mi simpatía una madonna. El niño pide el pecho, ella vacila púdicamente en descubrirlo. Un cuadro natural, noble, delicioso y bello.

Después una Virgen María que lleva del brazo al niño que va ante ella. El niño está vuelto a la gente que le contempla impartiendo su bendición con los dedos alzados. Una idea muy feliz en el sentido de la mitología católica y que ha sido reproducida a menudo.
El Guercino es, de hecho, un pintor honrado, de una virilidad sana, exenta de brutalidad. Sus obras tienen más bien una gracia moral llena de delicadeza, una libertad y grandeza serenas y algo peculiar que te impide olvidar sus obras. La ligereza, pureza y perfección de su pincel son dignas de la mayor admiración. Se sirve de colores particularmente bellos, tirando al rojo pardo, para pintar las vestiduras, tonos que armonizan muy bien con los azules, también de su agrado."

Pero no todo son parabienes, Goethe también critica parte de la obra del centisino:

"Los asuntos de los restos de los cuadros son más bien desafortunados. El buen artista se ha martirizado, pero, pese a toda su técnica e inventiva, su pincel y su espíritu han quedado desaprovechados. No obstante, haber visto esta bella academia ha sido para mi grato y provechoso, aunque las prisas me han procurado poca satisfacción y provecho."

En el Museo del Prado de Madrid hay dos cuadros de Guercino: Susana y los viejos, y San Pedro liberado por un ángel.

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