martes, junio 30, 2009

Pinacoteca de Brera.


Historias de Milano (III):
Pinacoteca de Brera.

"La Pinacoteca de Brera se encuentra en el edificio homónimo y que alberga otras instituciones culturales como la Biblioteca Nazionale Braidense, l´Obsservatorio Astronomico, il Museo Astronomico, l´Orto Botanico, i´Istituto Lomnrado Accademia di Scienze e Lettere e L´Accademia di Belle Arti." El palacio está ubicado en un convento del siglo XIV, y que gracias a Richini le dió el aspecto actual en el siglo XV. Como dice el folleto de la galería, la colección está formada por obras de iglesias y monasterios cerrados sobre todo durante el período napoleónico, y enriquecida con donaciones posteriores. La entrada cuesta 10 euros y es el museo más caro de Milán, aunque merece la pena el desembolso. Tuve la enorme suerte que desde mayo se expusiera el impresionante Napoleón de Canova recién restaurado. Una escultura en yeso de más de tres metros y de la que hay una réplica en el patio de entrada del palacio -pero con la figura de la victoria en la palma de la mano, y que no está en el original y no sé adónde habrá ido a parar (foto). El Napoleón se expone en la sala XIV, adonde desemboca el pasillo inicial o sala I así que desde que uno entra al museo está viendo la imponente figura del Napoleón (como Marte pacificador) al fondo. Pero no hay tiempo en esta pinacoteca para detenerse, ya en la primera sala nos impactan unos frescos de Bramante y Luini. Bramante, reconocido arquitecto renacentista y que figurara en la famosa La escuela de Atenas de Rafael -tiempo habrá para hablar de esta obra en otro artículo-, era también un excelente pintor como se demuestra en estas figuras plenas de vida, de profunda caracterización y gran tamaño. En las salas V y VI nos encontramos a Carpaccio -otro pintor preferido de este blog- y allí está La Presentación de la Virgen y el extraordinario San Esteban con los miembros del Sanedrín , donde el artista ha perfeccionado enormemente su técnica y donde una increíble ubicación -rodeado de columnas que prestan una perspectiva algo extraña- tiene como fondo un paisaje casi onírico que bien podría formar parte de un cuadro de El Bosco o del surrealista De Chirico. Después de rendirse ante el genio de Tiziano en su oscuro -casi caravaggista- San Jerónimo y ante una particular y espacial -con visión en forma de cono- Última cena de Veronese en la sala IX -que contrasta enormemente con la casi bidimensional de Leonardo vista dos días antes-, pasamos a una pequeña colección de arte del siglo XX en la colección Jesi que ocupa la sala X, y allí vemos algunas naturalezas muertas y paisajes de Morandi, así como un interesante y rembrandtiano canal de buey de Mafai, una preciosa escultura de Ofelia de Marini, y cosas de Sironi, Soffici, y de los futuristas Carrá y Boccioni, una sala estrecha y alargada que nos transpota a la modernidad de un salto, un pequeño receso para seguir luego admirando las obras antiguas que aún nos quedan por descubrir. Como curiosidad hay una Virgen con niño de clara inspiración leonardesca y que está atribuida al murciano Fernado de Llanos. Otras obras de la escuela del de Vinci son Madonna dil Roseto de Luini y Madonna dell albero de Cesare da Sesto. El momento más impresionante para mi fue cuando en la sala XX vi habilitado un taller de restauración donde dos técnicos trabajaban en una obra que representaba a una Virgen con niño rodeada de frutos y de unas dimensiones alargadas inhabituales. No sé por qué motivo me vino a la cabeza el nombre de Crivelli. Quizás fue el dibujo tan bonito de la cara de la madonna o el colorido tan sutil de las frutas, lo cierto es que no soy ningún entendido en Crivelli, pero el nombre me retumbaba en la cabeza. De todas formas no tenía forma de averiguar si aquello era un Crivelli, estuve tentado incluso de decir a los turistas circulantes: eso es un Crivelli. Tal era la certeza que me invadía. Cuando entré en la sala XXI allí había relamente un inmenso Crivelli, la Coronación de la Virgen y Piedad. Al lado un hueco, el de la Madonna della candelleta, de Carlo Crivelli, estaba siendo restaurada... Volví a la sala de restauración y tuve ganas de decir a aquel tipo: "quita tus manos del Crivelli, por favor", estaba destrozando la zona áurea de los laterales. Presa de la agitación y la emoción estuve muchos minutos observando el otro Crivelli, el expuesto, era una maravilla igualmente. Pero en la Brera no se pueden hacer fotos así que tuve que contenerme a la hora de hacer fotos, de lo contrario hubiera acabado la memoria de la tarjeta. Todavía habría grandes emociones, como el Martirio de San Vitale de Barocci, qué luz, qué color, que hábil dibujo. Y de repente La cena de Emaús de Caravaggio. Pero no La cena famosa con San Pedro en plena pose de asombro con escorzo imposible del brazo incluido -que está en Londres y es de 1601-, sino Una cena de Emaús (o Los discípulos de Emaús) más calmada, con un Jesús con barba y que data de 1606. Algunos Procaccini (de Giulio Cesare), como Santa Caterina, Maddalena, y Santa Cecilia. Otra última cena, ésta de Rubens, con un eficiente y algo apagado colorido para ser de Rubens, como si Rubens hubiera visitado a Caravaggio recientemente. Un Rembrandt, en este caso un Rittrato della Sorella. Los Rembrandt suelen representar puntos álgidos en cualquier museo y éste no es una excepción -es el único de la pinacoteca. Mención especial merece Sposalizio della Vergine de Rafael que es objeto de una cuidada presentación y explicación con diapositivas (con motivo de su restauración), y que, a pesar de ser una obra de juventud es una maravilla. Un cuadro este de Rafael que comparte sala (la XXIV) con el magnífico Piero della Francesca y su impresionante Pala Montefeltro. También llama poderosamente la atención el famoso Tintoretto Miracolo di San Marco con esa perspectiva increíble, el cuerpo del santo colgando, la luz, la luz de Tintoretto... En las últimas salas se pueden ver pinturas de artistas italianos del siglo XIX tales como Appiani, Hayez (magnífico Il Bacio, plena combinación de Ingres y del que vendrá Klimt -sin duda inspirado por Hayez en su célebre El beso), Fattori y su pintura rural (Il Carro rosso), Segantini y su divisionismo espectacular (Pascali primavera), y un descubrimiento total en la pintura "fortuniesca" de Induno y su bonito y virtuoso Triste presentimiento. En fin, resulta imposible detallar una visita a esta pinacoteca, sobre todo cuando he olvidado mencionar el mejor cuadro, el más inverosímil, el más sobrecogedor de todos los tiempos, es decir, vayan ustedes a la sala V y quédense con la boca, y el corazón y el cerebro, abiertos ante el Cristo Morto de Mantegna, ¡aunque esté tras un cristal, por dios!


Web de la pinacoteca: http://www.brera.beniculturali.it/

viernes, junio 26, 2009

Castello Sforzesco.




Historias de Milano II:
En el Castello Sforzesco.

Mi primera visita turística en Milán fue al Castello Sforzesco, en el centro de la ciudad, a unos minutos a pie del Duomo. Me bajé en la estación de Metro Lanza, y bajo un cielo nubloso divisé enseguida uno de los torreones del inmenso castillo. Esta construcción es el emblema de la ciudad y sus inicios se remontan a la época del duque Visconti, a finales del siglo XIV. Luego sería ampliado en tiempos de la república Ambrossiana (1450), y reedificado nuevamente por el nuevo señor de la ciudad Francesco Sforza, para sufrir finalmente restauraciones a comienzos del siglo XX y después de la segunda guerra mundial. Dentro del castillo hay varios museos entre los que destacan la Pinacoteca, el museo de Arte antiguo y también el museo egipcio, aunque también hay museos de instrumentos musicales, de artes decorativas, de mobiliario, y de escultura, así como bilbiotecas arqueológica y numismática y la trivulziana y archivo histórico. ¡Y todo por 4 euros que vale una entrada! Cuando todavía uno está entusiasmado de recorrer las distintas puertas de entrada del castillo y decide visitar los distintos museos se lleva una sorpresa tras otra. En el Museo d´Arte Antica hay una colección de unas 2000 piezas de escultura tardo-antigua,medieval y renacentista lombarda. Destacan el monumento fúnebre de Gaston de Foix, encargado al artista Bambaja por el gobernador de Milán Odet de Foix, y que representa al nieto de Luis XII -y sobrino del encargante- que murió heroicamente en Rávena en 1512 y que fue enterrado en la iglesia Santa Marta de Milán. El proyecto lo habría financiado el rey de Francia Francisco I. Bambaja trabajó en el monumento desde 1517 a 1522. Según prospecto del propio castillo "la técnica virtuosa, tan admirada por Vasari, puede ser apreciada en los finos detalles del almohadón, la vaina de la espada y los pliegues de la sábana". La otra gran obra de este museo está al final del mismo, justo después del Gaston de Foix, en una especie de entreplanta, es la Piedad Rondanini de Miguel Ángel, pero a ésta le dedicaremos un artículo especial. Luego entras en la Pinacoteca y aquí sufres un impacto cuando comienzas a ver los frescos de Vincenzo Foppa. El color delicado, aplicado en diferentes capas, el dibujo sublime, exacto en los contornos, y la certeza de que esa apariencia matérica no es sólo fruto del paso del tiempo -una impresión de modernidad no del todo exlicable impregna la pintura-, del Martirio de San Sebastián de Foppa dejan al turista en un estado de extraña ausencia, como si el tiempo se hubiera detenido y la concreción de su propia existencia quedara en suspenso. Es el momento de descubrir a unos cuantos pintores leonardescos, que, teniendo la mala suerte -o buena, según se mire- de haber aprendido con el maestro, han pasado a un inexplicable ostracismo del cual deberían ser rescatados cuanto antes. Me refiero a Cesare da Sesto (Políptico de San Roque), Andrea Solario, Marco d´Oggiono, y al más sobresaliente de todos, Bernardino Luini, un pintor con una extraordinaria técnica del sfumato que por momentos alcanza la genialidad de Leonardo, como en su Madonna con il bambino (foto). Hay otras grandes obras maestras en esta pinacoteca,como el Retrato del procurador Jacopo Poranzo de Tintoretto, un cuadro que en principio me pareciera un Rembrandt, tal es la maestría y la audacia del veneciano en representar la vejez, la resignación, con esa pincelada casi fortuita, descabalada, más propia de un Velázquez que de un artista del siglo XVI, repleta de sombras, de colores oscuros y de pequeños detalles luminiscentes, justos en su número y en su asignación espacial. También resulta admirable alguna obra de los hermanos Procaccini (Giulio Cesare y Andrea -quien falleciera en La Granja de San Ildefonso tras servir a Felipe V), donde la belleza femenina está resuelta con firmeza (foto), lejos de esa hemosura afectada y frágil de otras propuestas coetáneas. Un breve recorrido por los otros museos me acercó a una exposición sobre arte decorativo oriental. Luego no le queda más remedio al viajante que pasear por el Parco Sempione, con las murallas del castillo como presencia inextinguible, sentarse en algún banco, hojear los múltiples folletos que del castillo y sus distintos museos el turista ha recopilado, y pensar que el arte es infinito, que los artistas desconocidos son tantos o más que los conocidos, y que en la retina quedará durante unos días la imagen hermosísima de la Madonna de Trivulzio (Madonna in Glory and Saint John the Baptist, Saint Gregory the Great, Saint Benedict, and Saint Jerome) de Andrea Mantegna.

jueves, junio 25, 2009

F.T.MARINETTI=FUTURISMO.


Historias de Milano I:
F.T.MARINETTI=FUTURISMO.

Llegué a Milán con la idea de ver mucho arte futurista, mucho Boccioni y Balla entre otros, pero cuando llevaba 3 días en la ciudad me di cuenta de que todo estaba en mi contra. ¿Todo? no, realmente. Aunque el denominado Museo del Novecento estaba siendo ultimado y la colección de arte del siglo XX italiano estaba desperdigada por no se sabe qué vericuetos de la ciudad, tenía a mi favor el hecho de que precisamente -y en una de esas peculiares casualidades que depara la existencia- este año 2009 se cumple el centenario de la creación del movimiento futurista, y es por ello un año de exposiciones dedicadas al futurismo en la ciudad de Milán -algo parecido me sucedió al visitar Berlín en 2005, cuando se cumplía justamente el centenario del grupo El puente y que propició que pudiera asistir a una antológica extraordinaria en el Kulturforum y a otra exposición excepcional de grabados en el museo Der Brucke. En este caso la gran exposición sobre Futurismo ya había tenido lugar en febrero pero al menos tuve la fortuna de coincidir con una exposición sobre Filippo Tommaso Marinetti y Futurismo en La Fondazione Stelline, sita en Corso Magenta, muy cerquita de Santa Maria delle Grazie, donde está La última cena de Leonardo. El panfleto de la exposición se reseña lo siguiente: "En las nuevas instalaciones de la Fundación Stelline, cuidadosamente restauradas, 70 obras y una sección de importante documentación profundizan y redescubren la figura de F.T. Marinetti (1876-1944) en toda su riqueza y complejidad para conmemorar el centenario del nacimiento del primer gran movimiento vanguardista italiano que tuvo lugar en Milán en 1909. La exposición ilustra acerca de la internacional importancia de este intelectual innovador del lenguaje que tuvo además una entusiasta actividad literaria, escultórica, musical, teatral, etc... y que revolucionó el mundo de la cultura italiano en oposición al exceso y las limitaciones del academicismo prevalente". La sala 1 se llama EXHIBITION, y en ella se cuenta cómo el 20-2-1909 el diario francés Le figaro publica el manifiesto del futurismo de Marinetti "queremos liberar al país de su loca gangrena de profesores, arqueólogos, guías turísticos y anticuarios". En esta sala se pueden ver los siguientes cuadros: Spazzolridente de 1918 de G. Balla; Ritratto di Marinetti, de 1915, de R. Zatkova; así como Acquore scorrente sotto ghiaccio e neve de 1914 de la propia Zatkova; y de Boccioni: Sotto il pergolato a Napoli de 1914 e Il sogno di Paolo e Francesca, de 1909 (foto). La sala 2 se titula The Parolibera Bombardement d´Andrinople. Durante la guerra búlgaro-turca de 1912 Marinetti fue corresponsal para el diario Gil Blas y pudo observar actuaciones militares en Maritza Valley y que acabaron en octubre con el asedio de Andrinople, tema que utilizó para escribir su más largo parolibera, el cual supuso poner "palabras en libertad" con un poderoso impacto visual usando onomatopeyas que evocan ruido de cañonazos y bombas surcando el aire. El 18 de noviembre Marinetti recitó Zang Tumb Tuuum en la librería londinense propiedad del poeta amigo suyo Harold Monro, que declaró "he made the walls quake", algo así como "la madre que lo parió, las paredes retumban". En esta sala hay obras de Boccioni (la escultura en bronce Linea e forza di un bottiglia, de 1912), Ottone Rosai (Zang Tumb Tumb) y G. Balla (la escultura Il pugno di Boccioni, de 1955). La sala 3 lleva por título Palabras en libertad. En ella se nos explica cómo el poeta Marinetti teoriza con esta innovación sobre la abolición de la sintaxis, puntuación y adverbios, el uso de verbos sólo en infinitivo, y la adopción de notaciones musicales y matemáticas, así como de analogías y tipografías de diferentes dimensiones y colores, con efectos visuales chocantes. Marinetti publicó 3 manifiestos entre 1912 y 1914: Manifiesto técnico della letteratura futurista; Distruzione della sintassi-Immaginazione; y Lo splendore geometrico e meccanico. La sala 4 está dedicada al diario POESIA. Su publicación duró de 1905 a 1909 y dio a conocer a poetas europeos como Kahn, Mendes, Claudel, Cocteau, Mistral y Adam. En ella se pueden ver los siguientes cuadros: Espansione di primavera, de 1916, de Balla; de F. Depero: Marinetti temporale patriottico (foto arriba y cartel de la exposición) y Ritratto psicologico de 1924; y cuadros producto de colaboraciones entre Cangiullo y Marinetti (Dinamismo di una serata futurista) y entre éstos y Balla (Dinamismo delle Colline di Adrianopoli, de 1914). La sala 5 se llama Eventos futuristas y en ella se explican las actividades públicas del grupo futurista entre las que destaca la polémica interpretación de la obra de Marinetti La donna é mobile en el teatro Cilfieni en Turín y que provocó una hostil reacción del público al final de acto tercero ante lo que Marinetti salió al escenario y dijo "agradezco a los organizadores este "booing" el cual me honra enormemente". En esta sala hay obras de técnica mixta de Prampolini (Marinetti polimaterico, de 1924, Maternitá cosmica, de 1930, y Ritratto di Marinetti poeta nel Golfo della Spezia, de 1934), E.Michahelles Thay Ant (la escultura en yeso Marinetti altoparlante italico, de 1925), Benedetta Marinetti (Velocitá di motoscafo de 1924, Lagli salati de 1933, y Monte Tabor, de 1936), Giovanni Aquaviva (Ritratto di Marinetti, de 1938) Regina (Marinetti academico, de 1931), y Ritratto di Marinetti de A.G. Ambrosi. La última sala está dedicada a la revista LACERBA a partir del cual se escinde el movimiento futurista en dos corrientes, una liderada por Marinetti y otra por Pappini, enfrentamiento que culminaría con el final del futurismo a raíz sobre todo del pronunciamiento del grupo de Marinetti a favor de la guerra en 1915. Son también importantes los documentos expuestos como es la reunión por primera vez de los 30 parolibere incluyendo Battaglia a 9 piani, Parole in libertá-Bombardamento sola igiene, el nunca exhibido antes Bombardeo de Andrinople de 1913 y Zang Tumb-Tumb de 1914. También se muestran manifiestos futuristas, fotografias, cartas, postales, así como ejemplares de las revistas Poesia, Vela Latina, etc... En general la exposición está muy bien aunque esperaba ver más obras de Boccioni, y en general más cuadros -hay que tener en cuenta que la mayoría de las obras giran en torno a Marinetti (retratos) y su poesía, lo cual disminuye bastante la posibilidad de exposición. Sin embargo estoy contento de haberla visto pues creo que ha sido una oportunidad única de presenciar una de las grandes exposiciones futurista del año -con el añadido de que el tiempo de exposición fue prorrogado ya que estaba establecido en principio hasta el 7 de junio-, y por tanto los 8 euros que cuesta la entrada han sido bien empleados.

En este enlace muy interesante web de futurismo donde se comenta la exposición y se muestran obras de la misma: http://www.futur-ism.it/esposizioni/Esp2009/ESP20090212_MI.htm



Nota: para la elaboración del comentario he utilizado textos explicativos que aparecían en paneles en la propia exposición -traducidos al castellano desde el inglés-, así mismo ruego se disculpen fallos ortográficos en los títulos de las obras ya que tuve que copiarlos deprisa y mis conocimientos de italiano son nulos.

lunes, junio 15, 2009

Buzzati:"El crítico de arte".






Dino Buzzati nació en San Pellegrino en 1906 y murió en Milán en en 1972. Licenciado en Derecho desde 1928 fue cronista del Corriere della sera. Comenzó a escribir novelas en 1933 y en 1940 publicó esa maravilla de la literatura del siglo XX llamada El desierto de los tártaros. Su obra mayúscula pertenece sin embargo al territorio de los cuentos o relatos cortos. ¿Y qué hace Buzzati en El gran Kovalski? ¿Acaso fue pintor? Pues según él mismo confesara se sentía más pintor que escritor: "He sido víctima de un cruel equívoco. Soy un pintor que, por afición, por períodos más o menos prolongados, he hecho de escritor y de periodista". En algunos de sus relatos se entreve ese espíritu artístico y esa preocupación por la dirección que estaba tomando la pintura moderna en el siglo XX. Es en el relato El crítico de arte, publicado en 2006 por Acantilado en Sesenta relatos -pero cuya fecha de publicación en Italia desconozco-, donde encontramos al Buzzati más artista, más irónico, e incluso al Buzzati con ese toque kafkiano tan particular -un componente surrealista que está en esta ocasion más próximo a la realidad que nunca en sus relatos-. El crítico de arte Paolo Malusardi llega a la Bienal de Venecia y se sorprende ante la obra de un tal Squittinna "unos treinta cuadros aparentemente iguales, formados por una retícula de líneas perpendiculares tipo Mondrian". Malusardi intenta recordar a este autor y con trabajo recuerda que un tal Tamburini le habló de él recientemente. Malusardi cae en la cuenta de que este artista ha pasado prácticamente inadvertido entre sus colegas críticos y ve en él una oportunidad -curioso, aquí el crítico es quien intenta destacar, a costa del artista: "Miró con más atención. La verdad es que esas geometrías desnudas, lo que se decía conmoverle no le conmovían lo más mínimo. Es más, le traían sin cuidado. Pero podían ser el principio de algo. A lo mejor el destino le tenía reservada la envidiable misión de revelar a un gran artista nuevo". El asomo del ridículo hace su aparición en el crítico, pero pronto lo disipa: "Esos lienzos eran esenciales, tan desnudos, distaban tanto de cualquier intento de agradar a los sentidos vulgares, que si un crítico los elogiaba estaría fuera de peligro". Malusardi comienza a conjeturar posibles arguentos a favor del pintor: "...espera hacerse perdonar el manifiesto de plagio de Mondrian con una innovación divertida. hacer más gruesas las líneas horizontales y más finas las verticales (...) obtener un curioso efecto, como si la superficie del cuadro no fuese nunca plana sino ondulada. En suma, un trompe l´oleil abstracto..." Luego, en el hotel, Malusardi, decidido a apoyar a este nuevo artista, escribe su crítica de la exposición, utilizando fraseos rebuscados que terminan por no significar nada: "...sin rechazar las sugerencias de la casualidad dialéctica (...) cual perentoria imposición rítmica con arreglo a un repertorio de prefiguraciones filtradas..." Nada que no estemos acostumbrados a leer en los catálogos de las exposiciones actuales. ¿Cómo liberarlo de la figura de Mondrian entonces?: "...se establece cómo la mecánica mondriniana sólo se aviene en el límite de un tránsito de noción a conciencia de la realidad, donde la segunda estará representada en su prontitud fenoménica más exigente..." Pero Malusardi no estaba convencido de lo que estaba escribiendo. Se toma un whisky y ve la luz: "¿Acaso no era pertinente que de lo abstracto naciera una crítica abstracta?" Casi asustado por su genial hallazgo Malusardi escribe: "a quien -Squittinna- entretanto porque el contrapunto de una estrategia testimonial, se descubre el nexo de redención del consunto servil relacionamiento realidad-realidad entre los postulados aditivos..." Malusardi está lanzando, eufórico, tenía que cortar las últimas cadenas con lo figurativo, así que se lanza frenético a la crítica abstracta total: "de del con el aflorizo ganolsi concienciamos la semialejarse. ¡Recusia estemésica! Otroró se memoraría el porsuyo estiese en corisadicón helibutorro (...) que mós llevanpo si su predomioranza belusmético, rifé comerizando por rerar la bifecta posca o pisca. Veré qui...". Definitivamente este asombroso -por momentos desternillante- relato de unas pocas páginas es como una singular respuesta -o bien homenaje- desde la literatura y arte del siglo XX a La obra maestra desconocida, de Balzac de 1831, donde el genio francés aventuró con increíble acierto el desarrollo de la pintura abstracta un siglo después de que ésta sucediera. Con ecos de Cortázar, Burgess y Beckett, Buzzati dio otra vuelta de tuerca al mundo de la crítica de arte contemporáneo con este fabuloso relato que debería tener en la mesita de noche todo crítico listillo y repasarlo antes de ponerse a escribir nada sobre arte moderno. Ganaríamos todos, jeje.

Para ilustrar el blog he colgado algunos cuadros obra del propio Buzzati, como L´urlo, un acrílico de 1967, Ragazza che precipita, un temple de 1962, y Piazza dil Duomo di Milano, un óleo de 1952, donde se observan influencias de De Chirico y de otros surrealistas como Dalí o Max Ernst.