lunes, junio 30, 2008

Museo de Bellas Artes de Bruselas.


Historias de Bruselas 1.
Los museos reales de las bellas artes de Bélgica.

Después de darme un paseo por la impresionante Grotte Markt y de saludar al Maneken Pis me fui de cabeza al museo más importante de Bruselas -y de toda Bélgica-, que en realidad son dos y es uno, los Musées royaux des Beaux-Arts de Belgique, en sus dos vertientes, y dos edificios, los de arte antiguo y arte moderno -actualmente en reformas para albergar en un futuro próximo el museo Magritte. En Bruselas el héroe es Peter Brueghel el viejo, de eso no hay duda, presente con su obra maestra El vuelo de Ícaro, pero también hay mucha obra de Peter Brueghel II, el joven. Conforme recorría las galerías del edificio de arte antiguo iba apuntando los autores y los cuadros que me llamaban la atención por algún motivo. Así registré la impresionante escultura Filles de Satan, del artista local Egide Rombaux, en el pasillo de entrada del museo, un díptico de Adrian Isenbrant, el increíble Tríptico de la virtud de la paciencia de Bernard Van Orley, donde el movimiento parece cobrar forma por primera vez en la historia de la pintura, con esas columnas cayendo, también me encontré con el gran Pietr Aertsen, concretamente sus grandes cuadros La cocinera de 1559, donde se aprecian los trazos del dibujo aflorar desde el óleo, no sé si por efecto del tiempo o por deseo estético del artista, supongo que lo primero, y Jesucristo en casa de Marta y María de 1559, asímismo había algún cuadro de su primera época religiosa pero no me gustó demasiado; apuntado tengo El hijo pródigo de 1536 de Jan Sanders Van Hemmessen, cuya Extracción de la piedra de la locura -un tema también abordado por El Bosco- se encuentra en el Prado, y el tríptico de Santa Ana en Lovaina de 1509 con esos rostros de ojos rasgados de gran belleza, del belga nacido en Amberes, Metsys, y el famoso El banquero y su señora también de Quentin (o Quinten) Metsys. El impresionante Marat asesinado de Jacques-Louis David donde la composición, el fondo casi goyesco difuminado a negro y el semblante pálido del revolucionario sorprenden por igual, una auténtica revelación fue la contemplación de este cuadro en vivo. En el otro ala se encuentra la pintura de los siglos XIX y XX. Boccaccio leyendo el decamerón a la reina Juana de Nápoles del pintor de Amberes Gustaf Wappers recuerda al mejor Ingres, El taller de mujeres de Philippe Van Bree nos presenta a unas estudiantes de pintura retratando a una joven con piel de oso en estilo neoclásico, unos cuantos Ensor de su primera época -antes de las máscaras que sí encontré en Amberes- como Le lampiste de 1880 o La dame sombre de 1881; las increíbles e impresionistas Vacas de Emile Claus, pintor belga de gran formato seguidor de Monet; y dos joyas del simbolismo que me mantuvieron un buen rato observándolos como son Memories de Fernand Khnopff y El cortejo nupcial de Psyque de Burne Jones. También, cómo no, el espectacular Imperio de la luz de Magritte -el edificio de arte moderno está en obras y toda la fachada la cubre una gran tela con una reproducción de este famoso e inquietante cuadro de Magritte-, cosas de De Chirico, del belga Permeke, del también belga, y surrealista, Delvaux. En definitiva, una impresionante colección con algunas obras maestras indiscutibles. Además había una exposición de cuadros del siglo XV titulada Arte y finanzas en Europa en la que destacaban una Lamentación de Rogier van der Weyden (que, aunque nacido en Tournai, murió en Bruselas), otra Lamentación de su discípulo Petrus Cristus, una Adoración de los magos de Gerard David -y una preciosa Virgen y niño con sopa de leche-, retratos de Memling, etc. Lo particular de esta exposición es que está montada con referencias de la colección permanente del museo, con un total de 17 cuadros que tendrás que ir descubriendo conforme recorres las primeras salas del bonito museo.Más información en la página web del museo: http://www.fine-arts-museum.be/

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