lunes, julio 09, 2007

Historias de Zurich (2): La máscara funeraria




 
El museo Rietberg es el museo etnológico de Zurich dedicado al arte oriental, africano, de Centroamérica y Oceanía y se encuentra distribuido entre la villa Wesendonck -donde Wagner compuso su Tristan e Isolda- y el Park-Villa Rieter, dos palacetes rodeados de extensos jardines y ubicado en pleno centro de la ciudad, de forma que cuando uno entra allí parece como si hubiera dado un salto en el espacio -y en el tiempo, a tenor de las antiguas obras maestras allí expuestas- y se encontrase en uno de sus sueños preferidos. Tuve la suerte de que recientmente han ampliado la sede del museo creando una extensión con salas nuevas en la villa Wesendonk y una entrada en forma de sala de cristal llamada Emerald que es una maravilla. El edificio principal es la villa Wesendonk y es allí donde reside la mayor parte de la obra expuesta con colecciones de India, Pakistán, Himalaya y Tibet, sur de la India y sudeste asiático, Indonesia, Alaska, Centroamérica, México, Perú, Oceanía y una colección de ¡máscaras suizas! del valle Lötsch. En las nuevas salas encontramos las colecciones dedicadas a China, Japón, Congo, Gabón, Camerún, Nigeria, Costa de Marfil y Mali. En esta parte del museo se encuentran también las salas para exposiciones temporales. Cuando yo estuve había dos exposiciones realmente excepcionales: una llamada "Tesoros del emperador Liao" y otra con el bonito nombre de "Hilos de vida: tejidos del antiguo Perú". En el Park-Villa Rieter se encontraba una increíble exposición de pinturas indias, la colección Rudolph Schmidt de Bronces de Luristán, pinturas iraníes, caligrafía islámica de Irán e Iraq, tejidos de Egipto, y la colección Rudolf Akeret de alfombras orientales clásicas de Irán y Turquía.
Cuando entré en el museo no podía imaginar que tardaría cinco horas en salir de allí. Me deleité con las esculturas indias en sus secciones "La vida de Buda", "Los orígenes del arte budista", "Templos: ritual, arte y erotismo", "Jains: precursores victoriosos", "Una procesión de dioses", "Shiva Nataraja: el bailarín celestial" -aunque a veces parece más bien una bailarina, "las olas de energía que envía desde el cosmos están representadas por el círculo ardiente, aunque su figura parece vibrar con energía, su rostro aparenta una serenidad inamovible, alejado de los asuntos del mundo"-, y terminando en la misma sala 28 con "Himno a Shiva". No obstante cuando pensé que realmente había llegado al paraíso fue cuando entré en las salas de arte chino "Vasijas de bronce para ofrendas de sacrificio a los ancestros", "El comienzo del imperio y la dinastía Han", "Budismo en China", "La dinastía Tang: esplendor y exotismo", "La cueva templo de Tianlongshan", "Guanyin, el Bodhisattva de la compasión" -nombre que significa el observador de los llantos del mundo", la colección Uldry "Esmalte cloisonné: colorido y esplendor", la extraordinaria colección Drenowatz de pinturas a tinta. Mención especial merecen también las secciones de arte japonés, con sus magníficos grabados, y máscaras de teatro Noh (colección Reinhart), y la sala de arte budista japonés. En la sección de arte africano pude apreciar cómo las máscaras de Guinea, Burkina Faso y Costa de Marfil me recordaban continuamente a Picasso y sus señoritas de Avignon. También me quedé maravillado por las exquisitas pinturas indias del park-villa Reiter, pensé en aquellos momentos que eran las pinturas más hermosas que yo había visto en mi vida, se trataba de una exposición llamada Pinturas de corte desde la India, como dice el catálogo de exposiciones temporales del Rietberg: "Los artistas indios produjeron magníficas pinturas sobre papel para los emperadores Mughal y la princesa hindú de Rajasthan y la región montañosa del Himalaya occidental. Esas pinturas ilustran no sólo temas religiosos y poéticos sino también reuniones aristocráticas, cazas, recitales de música y todo el esplendor de la corte". Pinturas que abarcan desde 1450 hasta 1850. Por último querría comentar un poco de la exposición de Liao. La dinastía Liao gobernó el norte de China alrededor del año 1000. Recientes descubrimientos arqueológicos que incluyen la ropa funeraria de la princesa de Chen nos enseñan lo extraordinaria que fue esta cultura. Se proyectaba un documental realmente interesante del cual no me enteré de nada pues estaba en alemán pero como se estaba fresquito permanecí más de veinte minutos contemplando sus imágenes. Desde luego lo más impresionante de la muestra eran las dos máscaras funerarias doradas. Aparte de la obra expuesta el museo tiene unos fondos realmente impresionantes que también pueden visitarse. Es decir, agolpados en vitrinas y perdidas entre pasillos que simulan un laberinto de arte antiguo sin fin se pueden ver multitud de figuras que bien podrían conformar otro museo de las mismas dimensiones y calidad que el existente.

Ésta es la web del museo:http://www.rietberg.ch/

Próximas exposiciones: ANGKOR (19-8 a 2-12 de 2007), una muestra que por lo que he visto en publicidad impresa promete ser una maravilla.

1 comentario:

ESPASUA dijo...

Estimado amigo, un deleite, desde luego tienes la capacidad de trasladar al lector al entorno de la descripción. Muy buena exposición y muy buen comentario.
No sé porque me han recordado tus palabras, a las de Milan Kundera. Valoro mucho a los escritores que no solo tienen la capacidad de presentarte una historia, sino que te atrapan y trasladan al entorno donde se desarrolla y eso es lo que me pasa con tus escritos.
Un abrazo
Espasua