Apolo e Issé. Boucher. |
Boucher es considerado "el pintor de la sensualidad femenina" (Historia del Arte, Ed. Anaya). Artista protegido de Madame Pompadour, se inspiró en Correggio "para pintar a bellas mujeres desnudas envueltas en telas sedosas" (en Historia del Arte, Paz García Ponce de León). Varias fuentes coinciden en la deuda de Boucher con Correggio. Pero ¿fuer realmente Correggio un artista tan importante como para crear escuela? Una de las obras cumbres de Correggio (Antonio Allegri, cerca de Modena, 1489-Correggio, 1534) es Júpiter y Antíope, en el Louvre, y fechada en 1524-25. Zeus, en forma de sátiro, se aproxima a Antíope, hija de Nicteo, rey de Tebas, explica Manfred Wundram en su libro Renacimiento, de Taschen: "En su composición, Correggio sustituye el equilibrio clásico del Alto Renacimiento por la asimetría y somete a las figuras a complicadísimas posturas y, sin embargo, las líneas oblicuas paralelas de los personajes principales dan al cuadro un sistema fijo de referencia." También cuenta Wundram cómo el cromatismo de Correggio nace de su admiración por Leonardo y por los venecianos, en especial, Giorgione. Correggio usa modulaciones cromáticas que sustituyen a los contornos coloreados, una técnica que, unida al particular uso de la luz, confiere a las figuras "un cierto aire de ingravidez", dice Wundram. Estas características, asimetría, movimiento, modelación mediante el color, luminosidad, atrevidos escorzos y complicadas posturas son las que apreciamos así mismo en Boucher. Según esta Paz García, aunque Boucher convirtió a la mujer en un objeto erótico, "sus atrevimientos llevaban siempre un toque de distinción. Utilizó una tonalidad lechosa con suaves toques rosados." De Madame Pompadour hizo un fabuloso retrato en 1756, hoy en la Althe Pinakothek de Munich junto al Desnudo en reposo, del que, por cierto, pude ver el año pasado una versión en el Wallraf-Richardtz Museum de Colonia. La levedad y el aspecto casi onírico de sus escenas parecen decirnos algo que a los críticos se les pasa por alto. La pintura de Boucher encierra la ironía de lo ideal, pienso desvelado. Ante esas hermosísimas pastoras, entre velos de etérea frondosidad, se nos ocurre pensar: sí, esto es celestial, acaso ridículamente celestial, ¿nos tomaba el pelo Boucher?
Una de las cinco pastorales de 1743 destinadas al apartamento de la duquesa de Chateanoux en el Chateau de Versalles es La pastora indiscreta, de Nicolas Lancret (1690-1743), un pintor que compartió maestro con Watteau en la figura de Claude Gillot.
Rosalie Duthé. Périn Salbreux. |
En La locura de la prometida de Lammermoor, el parisino Emile Signol (1804-1892) narra un episodio de la novela de Walter Scott, La novia de Lammermoor, cuando Lucy, en su noche de bodas, apuñala a Bucklaw y enloquece.
Chasseriau. |
También, ilustrando el viaje de Delacroix al norte de África, se encuentran Los comediantes o payasos árabes, de 1848. En esta escena Delacroix capta fielmente la atmósfera y los colores de su experiencia africana de 1832 en Marruecos y Tánger, a través de los personajes y de las vestimentas, una experiencia que fue decisiva en su producción posterior. Gombrich cuenta cómo Delacroix, cansado de los temas cultos de la Academia se marcha al Norte de África para estudiar el brillante colorido y los románticos ornamentos del mundo árabe. Ante un torneo de caballos en Tánger, Delacroix escribe en su Diario que esa escena, con los caballos encabritados y luchando con furia -y que pintó en el lienzo que se encuentra en Montpellier-, parecía tan extraordinaria y fantástica como las imaginadas por Rubens.
Frente a Un egiptólogo (1882) del pintor local George Moreau de Tours (1884-1901) me vienen a la mente el geógrafo y el astrónomo de Vermeer. La familia Cazin pinta a coro el impresionante Les Oubliées.
Hay una sala dedicada a Olivier Debré (París, 1920-1999). Este alumno de Courbusier se relacionó con artistas como Soulages y Nicolas de Stäel, y parece que Tours va a instaurar una fundación con su nombre en la Escuela de Bellas Artes. Los cuadros aquí presentes son vistas del Loira como Ocre con manchas amarillas del Loira, 1981, Ocre ligero con manchas violetas del Loira turonés, 1981, imágenes de inspiración abstracta que no dejan de lado definitivamente la figuración, la huella de Stäel sigue presente en estos lienzos.
A las 12 del mediodía sale el tren a Lyon que debe dejarme en Chenonceau, así que me quedan pocos minutos de estar en el museo si no quiero perderlo. Es cuando llego al nivel cero y me encuentro con los increíbles Mantegna (Isola de Carturo, 1431-Mantua, 1506. Cristo en el monte de los olivos comparte motivo con el cuadro que hay en la National Gallery.
Mantegna. Cristo en el monte de los olivos. |
Exvoto. Rubens. |
En resumen, el de Tours es otro excelente museo en pleno valle del Loira, considerando que se trata de una localidad de tamaño medio -aunque algo mayor que Orleans, no llega a los 200.000 habitantes-, y con algunos títulos en su colección que hacen obligada su visita. El precio: 5 euros. Guardarropas: gratuito. Horario interrumpido: de 9 a 12:45 y de 14 a 18 h. Cierra los martes. La presencia de visitantes: mínima. Duración de visita: entre 1.5 y 2 h.
Web del museo (muy recomendable): Museo de Tours
Plano del museo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario