lunes, febrero 04, 2013

La Virgen del rosal. Stefan Lochner.


Historias renanas (II): Lochner en Colonia.

Cuenta Gombrich en su Historia del Arte como, si en Italia artistas como Fra Angélico y Benozzo Gozzoli utilizaron las innovaciones que había incorporado Masaccio con el espíritu del siglo XIV, en el Norte algo parecido sucedió con algunos artistas que aplicaron los descubrimientos de los Van Eyck. Uno de esos pintores fue Stefan Lochner (1410?-1451).
Según Ehrenfried Kluckert, Lochner, procedente del Lago de Constanza (Meersburg), llevó a su culminación la pintura gótica de Colonia. Su primera aparición en esta ciudad data de un documento de 1442, donde finalmente murió, a causa de la peste en 1451.
Gombrich hace una interesante comparación entre La Virgen de la rosaleda y el Díptico de Wilton (en la National Gallery de Londres). Aunque Gombrich ve claramente en este "delicioso cuadro", que Lochner conocía la obra de Jan van Eyck (la Virgen, "rodeada de angelitos que tocan instrumentos musicales, esparcen flores y ofrecen frutos al Cristo niño"), afirma que el cuadro de Lochner se halla más cerca del Díptico de Wilton que de van Eyck. Pronto se apresura a señalar diferencias entre estos, como si temiera haber metido la pata, es decir, "advertimos en seguida que el último maestro ha aprendido algo que presentó dificultades al pintor más antiguo. Lochner podía sugerir el espacio en el cual, en un trono cubierto de hierbecillas, se hallaba la Virgen". Según Gombrich también parecen las figuras del Díptico un tanto planas comparadas con las del Lochner. Otro mérito de Lochner fue el de crear una especie de escenario utilizando además una herramienta próxima al trampantojo, pues dos angelitos sostienen una cortina que parece colgar del marco.
La influencia de van Eyck puede ya apreciarse en el anterior Retablo de la Pasión, realizado después de 1435, según Kluckert por su "dramatismo y cruda realidad". Es, sin embargo, en su obra maestra el Retablo de los Reyes Magos (en la catedral colonesa desde 1810), pintado a comienzos de los años 40 para la capilla de la Virgen, donde Kluckert ve similitudes con el Políptico de Gante, terminado poco antes por Jan van Eyck. Según esta afinidad, Kluckert confirma una "estrecha relación entre los talleres coloneses y los del Bajo Rin y Flandes".
Este Retablo de los Reyes Magos es una pintura al temple sobre madera cubierta en parte de lienzo. La tabla central mide 260 x 285 cm y las alas 261x142 cm. Se encuentra en la Catedral de San Pedro y Santa María en Colonia, con la que uno se topa nada más salir de la estación de trenes. Después de una semana en Colonia puedo acreditar que me fue imposible ver el Retablo pues cuando hay Oficio el lugar donde está ubicado no es accesible y sólo puedes ver a lo lejos unas figurillas, más bien adivinarlas. 
Sí pude contemplar la Virgen del rosal, técnica mixta sobre madera según Kluckert, óleo sobre tabla según Gombrich, de 51x40 cm, en las magníficas instalaciones del Wallraff-Richartz Museum.
Fue este tipo de imágenes el que cautivó a los críticos del XIX como Ruskin, nos cuenta Gombrich, y a pintores de la Hermandad prerrafaelista. En ellas vieron “el encanto de una piedad sencilla y de un corazón infantil”. Este  pretexto es muy entrañable, pero ¿acaso no apreciamos lo mismo en una Madona con niño de Rafael, o de Perugino? Luego Gombrich escribe algo que no entiendo bien: “Esas obras son tal vez tan encantadoras para nosotros porque, cansados del espacio real en los cuadros, así como del dibujo más o menos correcto, resultan más fáciles de comprender que las obras de los maestros medievales más antiguos, cuyo espíritu, no obstante, se mantiene en ella.” Creo que debe ser un error en la traducción ya que donde debería decir cansados quizás sería mejor emplear el término “habituados” o “acostumbrados”, porque si estuviéramos cansados de esos aspectos señalados es lógico pensar que el arte medieval nos agradaría más precisamente por su condición novedosa. También se me escapa en mi ignorancia qué habrá querido decir con eso del espíritu de las obras medievales. Ya se refiere al espíritu del XIV en el primer párrafo de este comentario. Puede referirse al uso excesivo del pan de oro, que convierte en bidimensional todo lo que toca, o en el recatado intento de perspectiva, situando a la Virgen en una especie de cubículo. O a lo mejor se refiere al tamaño menudo de angelitos con respecto a la Virgen, en un uso claramente gótico del tamaño de las figuras en relación a su importancia dentro del cuadro. Y en este aspecto es incluso más moderno el Retablo de los Reyes Magos, donde los representados guardan más o menos una equivalencia dimensional, rota quizás con la excusa de la profundidad. Es curioso apuntar que a simple vista parece ausente uno de los Reyes. Tampoco Jan van Eyck había logrado una liberación total de algunos aspectos góticos en su propio Políptico, es una época de transición en la que se están asimilando aún los importantes logros de perspectiva de Masaccio, como ya había señalado Gombrich.
Kluckert se ufana en reconocer la maestría inigualable alcanzada por Lochner en la Virgen del rosal, una maestría conseguida en este cuadro de forma más reveladora que en el Retablo de los Reyes Magos: “El fondo dorado se disuelve en pinceladas finísimas y está estructurado por sublimes ornamentos de ramas y rosas. Bajo la túnica azul oscuro de la Virgen se extiende una suave alfombra de hojas, hierbas y flores. Los ángeles músicos dan contraste formal y de color.” Antes se mencionaba a estos ángeles como deudores de la obra de van Eyck, pues es precisamente en el Políptico de Gante o La adoración del cordero místico donde hay en los laterales con los postigos abiertos dos escenas de músicos, unas figuras que se encuentran a años luz estilísticamente de los angelitos de Lochner, todo sea dicho. Si buscamos interpretaciones cabalísticas seguro que encontraríamos alguna de ellas en la colocación y número de los ángeles. Tres sujetando la cortina en la parte superior, tres a cada lado de la Virgen, y cuatro músicos en dos parejas. Es por tanto una colocación simétrica con uno central en la parte superior y con un total de 12+1 ángeles, por tanto. A mi lo que más me seduce de este hermoso cuadro es el rostro de la Madona, de una belleza hipnótica e inquietante, así como la virtuosa elaboración de los pliegues del manto de la Virgen, sobre un tono que parece antesala del célebre "azul Patinir".
Como ya he dicho Madonna im Rosenhag se puede visitar en el Wallraf-Richartz Museum, en pleno centro de la ciudad de Colonia, a unos diez minutos a pie de la catedral, donde se encuentra el Retablo de los Reyes Magos.
wallraf.museum
En este museo se pueden encontrar admirables obras de otros maestros como Durero -El pífano y el tamborilero, casualmente en la retrospectiva de Nüremberg en junio de 2012-, Rubens, Rembrandt o Munch. Además se pudo presenciar el verano pasado una fantástica exposición temporal de grabados de Hendrick Goltzius titulada Artisten der Linie. Me gusta cómo empieza el apartado de este museo en el librito promocional Cologne Museums: "¿Quién decide qué, cuándo y por qué el Arte es moderno?".

Kovalski©2012


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