viernes, julio 30, 2010

Mauritshuis (III).








Historias de Holanda. Capítulo 3.

Mauritshuis (III).



En la sala 16 vemos la Vista del castillo de Montjardin de Van Everdingen, quien fuera citado por Goethe en su Viaje a Italia y que sirviera de base a un artículo en este blog hace unos meses. También el famoso Jarrón con flores en una ventana de Ambrosius Bosschaert I. Anoto La tumba de Guillermo I en la Iglesia nueva de Delft, de Gerard Houckgeest, sabedor que en breve iré a Delft y veré ese mausoleo y esa iglesia -la Nieuwe Kerk-, aunque como suele pasar en estos casos cuando estuve en Delft no me acordé del cuadro. En 1654 pintó Carel Fabritius su célebre Goldfinch (El jilguero), un pequeño cuadro que es una maravilla de simplicidad. Hay un cuadro de Gerard de Lairesse, Aquiles descubierto entre las hijas de Licomedes, fechado en en 1680 y que despierta mi curiosidad en cuanto a la identificación de los distintos personajes. ¿Será Aquiles la joven del centro con el puñal? En Naturaleza muerta con flor y reloj de Willem van Aelst se observa cómo el reloj con lazo azul es muy parecido al del cuadro de Claesz (éste es de 1630 y el de van Aelst de 1663). No podía faltar Salomon von Ruysdael, así hay una Vista de un lago con barcos, de 1650-51. Me gusta -por el tema- el cuadro del pintor de Leiden Willem van Mieris Armida atando a Rinaldo dormido, de 1709. Rinaldo y Armida son personajes que me traen a la cabeza óperas de Handel. En él, Armida, con un seno al descubierto, se aproxima al caballero sigilosamente mientras unos cuantos amorcillos pululan por los alrededores, uno de ellos incluso juega graciosamente con el casco de Rinaldo. Nacido en La Haya en 1607 Dirck van del Lisse pintó su hermosa Ninfa durmiente en 1650, justo cuando va a ser descubierta por dos pastores, si no la han descubierto ya, pues uno de ellos se está girando hacia el otro diciéndole algo. La figura de la ninfa es tremendamente sensual, si bien parece que -al tener la boca abierta- está roncando, lo cual restaría bastante erotismo a la escena. Por fin me encuentro con un Van Goyen, una Vista de río con iglesia y granja, de 1653, con predominio de tonos pardos y monocromos, una obra maestra. Aparezco en la sala 9 y allí esta Rembrandt. Destacan de entre todas las obras expuestas el Autorretrato de 1669, el Retrato de un hombre viejo de 1667, y el Homero, de 1663, con un trabajo de superficie que más quisieran los informalistas, un dibujo difuso, un colorido monocromo, el dorado marca de la casa en la toga, que hacen que el cuadro impresione y que uno no sepa cuánto tiempo puede dedicarle a su contemplación. Por supuesto está en lugar privilegiado la impactante Lección de anatomía del doctor Nicolás Tulp, de 1661, y sobre el que hice algunas anotaciones. En él se ve al doctor Tulp con 7 alumnos. La figura del doctor es la única que tiene sombras. Los alumnos parecen todos más viejos que el propio doctor. Resulta curioso cómo frente a la obra me doy cuenta de detalles que bien podría haberlos advertido ante una simple reproducción en un libro, pues no son cuestiones pictóricas ni de color, ni de luz, pero es como si la presencia de la obra in situ activara mis dotes de percepción, lo que no sé si es bueno o malo. En ese sentido también observo cómo la vestimenta del doctor es de una fineza y elegancia que no está acorde con la actividad que va a a realizar, el manejo de un cádáver. Quizás lo más sensato hubiera sido poberse una bata para no mancharse al menos y así evitar también posibles contaminaciones de la ropa. Pero es como el que va a retratarse para la posteridad, quiere salir elegante. Reparo en el enorme libro abierto a los pies del cadáver, así como en la firma de Rembrandt al fondo en la pared. Luego paso a una jovial Violinista, obra del pintor de Utrecht Gerrit van Honthorst en 1626. Así como Mujer vieja examinando una moneda, de 1623. Impresionante en su veracidad y equilibrio es Stilll life with earthware jug and pipes, de 1658, de Pieter van Anraadt. Hay varios cuadros de Jan Steen: La vida de un hombre de 1665. Anoto: la cortina alzada a modo de telón, ¿la vida es un teatro?, reconozco que mis reflexiones son típicas viendo a Steen pero me da igual, de perdidos al río. Otro cuadro famoso de Steen El modo en que lo escuchas es el modo en que lo cantas, de 1658, y que debe ser un proverbio holandés o algo así y que recuerda a Brueghel. Hago algunas observaciones en este cuadro: hay una vieja con una partitura, un señor con gorro da una pipa de fumar a un joven, una niña parece mirar al espectador, un gaitero joven también parece mirarnos, un hombre con pelo lacio escancia vino a señora con copa junto a hombre gordo con barba y boinete. Me digo, para qué estas anotaciones que se pueden ver en cualquier reproducción fotográfica, y me contesto, porque luego frente a la foto no veo nada de esto, en realidad no sé lo que veo. Hay una llamativa escena histórica de Jan Steen de 1670, es Moisés y la corona del faraón. No sé si Moises es el que tiene laurel en la cabeza y no para de hablar ante un faraón claramente aburrido. Más cuadros de Steen Retrato de Jacoba van Wasseneer de 1660 y la increíble miniatura Chica comiendo ostras, también de 1660, y donde Steen alude a las connotaciones eróticas de las ostras, consideradas por entonces como un afrodisíaco.

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