sábado, abril 03, 2010

Naturaleza muerta (4)




Naturaleza muerta (4):
Rhopografia. Parte 2ª.

Cezánne, Gris, Braque, Bauguin, Chardin.


Para finalizar con la comparación entre la Cesta de frutas de Caravaggio y los bodegonistas españoles mencionaremos la distinción que realiza Stephen Bann haciendo corresponder a Cotán y Zurbarán con el término Representación y a Caravaggio con el de Presentación. Según Bann Caravaggio estaría experimentando un retorno a las Xenia por el contenido de teatralidad y simulación de su cesta de frutas: "La cesta de fruta muestra la capacidad del arte para elevar lo insignificante a su propia altura, y necesita que lo insignificante demuestre esa altura." Es decir, desde que Caravaggio te puso la cesta de frutas delante de los ojos, no puedes obviarla, no puedes evitarla, te perseguirá toda la vida.
Según Bryson en Naturaleza muerta con manzanas de Cezanne la fruta está colocada para crear una composición (pliegues del mantel) y no para recrear una situación simulada, "lo que se muestra cobra existencia sólo dentro del cuadro". Estamos ante un alejamiento de la óptica barroca de Cotán y compañía, ya no interesa tanto el hiperrealismo como "otra cosa": "Pero la eliminación del principio de realidad es necesaria para que el cuadro exhiba de la forma más pura la serie ininterrumpida de decisiones estéticas que la constituyen". Y es que Cezánne se dio cuenta de que las cosas no tienen que ser como son, que los objetos pueden disponerse a capricho -según interese a la composición-, e incluso la forma de los mismos también pueden estar prefigurados por la conveniencia geométrica.
En Desayuno, de Juan Gris se aúnan diferentes niveles de realidad: el trompe l´oeil; algo real como papel de periódico pegado al lienzo; algo a medio camino (fauxbois); y nada (negro).
Un batiburrillo que desconcierta al público, a los críticos, y a los propios artistas. Si bien se piensa que Picasso fue el primero en poner una "cosa" extraña pegada al cuadro, Gris llevó a los límites de la perfección su combinación entre collage, pintura y realidad.


En Violín y paleta de Braque "el ojo normalmente sólo sigue las grandes señales visuales de las cosas. Las formas son corregidas y simplificadas al mínimo elemental (en este sentido, la naturaleza muerta cubista podría, después de todo, ser realista), y el cubismo no hace nada para recomplicar o resaltas esas fórmulas básicas e irresistibles."
Según Bryson existe en Caravaggio y Cezanne cierta megalografía (se dice de pinturas épicas, heroicas, de leyendas y mitos), pues están preparados para sacrificar la realidad y mostrar "otra cosa". Paradójicamente cuando Gris opta por el cubismo e incluye espacios "reales" está consiguiendo una sinergia de estímulos convergentes y divergentes a la vez. Es decir, un lío genial.

En Limones, naranjas, taza y rosa, Zurbarán "muestra un campo visual tan purificado y tan perfectamente compuesto, que los objetos familiares parecen al borde de su transfiguración. Situándose en alguna intersección inminente con lo divino, y con la eternidad, rompen con lo normalmente humano". Bueno, son palabras, la realidad es que Zurbarán ha ido cobrando con el paso del tiempo un peso específico en la historia de la pintura excepcional, y cada vez más son los críticos que se rinden ante su genialidad.
Bryson encuentra una connotación metafórica de los cantareros cotanianos: "El interior del cuerpo es un vacío oscuro". No sé a qué se refiere, si bien el cantarero se presenta como un lugar oscuro desde luego, ¿la misma oscuridad que albergan los objetos representados?
También Bryson estudia la forma en la que el espectador se enfrenta a un bodegón y en cómo éste acarrea cierta sensación de libertad y de clarividencia: "La clase de atención provocada por la naturaleza muerta aisla al pintor y al espectador del campo visual más bien nebuloso y perezoso en el que vive habitualmente el sujeto."
Lubin Baugin en su increíble Postre con barquillos se acerca al espíritu de las Xenias y su concepto de hospitalidad. Se consigue así un equilibrio entre la intensidad formal y el aspecto social del cuadro. Lubin Baugin nació en Pithiviers en 1610 y murió en París en 1663, fue pues un estricto contemporáneo de Rembrandt y Velázquez. Aunque pintó sobre todo escenas sagradas y fue conocido como el "pequeño Guido" por su afinidad estilística con Guido Reni, lo cierto es que Bauguin pasará a la histoira por su platillo de barquillos al borde de la mesa, en desafiante posición de equilibrio. Imagino a mi padre viendo a Bauguin colocando el platillo para pintarlo "¡pero qué haces, que se va a caer!".
Por último en Una cesta de ciruelas de Chardin se realiza una evitación de prioridades y también se establece una omisión de lo escénico y un acercamiento al espectador: "Parece que no quisiera alterar el mundo o reorganizarlo ante el espectador, como si de hacerlo fuese empujar al espectador fuera de la escena y mantenerla al alcance de su mano, cuando lo que se valora es justamente la forma en que la escena acoge al espectador sin ceremonias, coger las cosas según se encuentran". Chardin utiliza la estrategia de captar la visión a tiempo real con no más de cinco puntos desenfocados. Esta teoría de la visión y de la labor del pintor como emulador de la vista humana es uno de los contenidos más interesantes del libro de Bryson. Debemos imaginarnos mirando una escena real, una cesta de frutas, por ejemplo, nuestra vista se centra en un punto de la composición, en ese momento atisbamos de reojo el resto de la escena, la cual se nos aparecerá como borrosa. Lo mismo sucederá si fijamos la vista en otro punto. Que el pintor consiga este efecto es de una audacia y una técnica extraordinarias. Chardin era un genio. Uno de los grandes genios de la historia de la pintura, y uno de mis pintores preferidos.

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