martes, marzo 20, 2007

Los otros cubistas.

Según los expertos el cubismo nació en 1907 cuando Picasso pintó Las señoritas de Avignon, y más concretamente cuando Picasso retrató a las dos señoritas de la derecha. Luego Braque se quedó impactado cuando visitó a Picasso en su estudio de montmartre y vio dicho cuadro. Ambos desarrollaron el cubismo hasta límites insospechados. Inventaron el cubismo analítico, el sintético, el eidético, el collage. A ellos se les unió Juan Gris quien llevó el nuevo estilo a una perfección casi renacentista en forma de bodegones. Ellos intentaban dar solución a un problema artístico, el de la representación del volumen sobre un plano, y para ello se centraron en la solidez y densidad de los objetos. El cubismo definitivamente no era un movimiento más. Representaba la ruptura con al arte clásico: desaparición de la perspectiva, color apagado, visión simultánea y referencia del espacio fijo e inmutable. La retrospectiva que se hiciera sobre Cezanne en París en otoño de 1907 supuso una revelación. La geometrización de los objetos que utilizaba Cezánne quizás fuera decisiva para que Picasso pintara aquellas señoritas. Pero esta historia aún siendo fascinante es bien conocida por todos. Por eso hoy me quería ocupar de los que yo he llamado los otros cubistas. Albert Gleizes dijo "Fue en la Exposición de los Independientes de París de 1911 cuando por primera vez el público tuvo la oportunidad de ver un conjunto de pinturas que no tenía aún ninguna etiqueta. Diciendo esto contradigo las leyendas corrientes, pero la verdad lo quiere así. De entonces data la denominación cubista". ¿Quién fue este Gleizes y cómo podía tener tanta cara para decir eso? En la sala 41 de la exposición mencionada se reunieron las obras de unos pintores jóvenes: Jean Metzinger, Albert Gleizes, Le Fauconnier, Fernand Léger y Robert Delaunay. Ellos hacían un estudio exhaustivo de los volúmenes y utilizaban colores apagados como marrones, ocres y verdes oscuros -en realidad nada que no hubieran hecho antes picasso y braque. La paradoja del cubismo consiste en que Gleizes llevaba razón. La exposición de Braque con obras cubistas en noviembre de 1908 fue un fracaso y esto supuso un freno a la divulgación de la nueva corriente artística, y no fue hasta que se reunieron estos pintores que decían estar influenciados exclusivamente por Cezánne cuando se produjo un verdadero escándalo y el cubismo empezó a ser conocido. Apoyado por figuras literarias el cubismo utiliza un discurso escrito tan importante como la propia obra artística, así Apollinaire que apoyaba a estos nuevos cubistas escribe en 1913 el texto fundamental Los pintores cubistas. Aunque el término cubismo fue esgrimido por primera vez por el crítico Louis Vauxcelles el 14 de noviembre de 1908 en la galería Kahnweiler en la exposición de Braque el propio Gleizes negaba la influencia de Picasso y Braque y sólo reconocía a Cezánne: "Picasso y Braque no exponían más que en la galería Kahnweiler en donde nosotros les ignorábamos". O sea, cuadros como las señoritas o el portugués no significaban nada para ellos -y por eso los copiaban impúdicamente. Sin embargo Metzinger había elogiado públicamente la pintura cubista de Braque -sin duda una lamentable falta de coordinación con Gleizes. Después del salón de los independientes vino la muestra del Salón de Otoño cuya sala 8ª fue reservada a los nuevos cubistas. La merienda de Metzinger fue considerada la Gioconda del cubismo. Pero el propio Metzinger fue acusado de plagio cuando después de su etapa neoimpresionista expusiera en 1910 un Desnudo analítico que parecía enteramente un picasso -simples coincidencias estéticas, le faltó decir. Él se defendía diciendo que no intentaba analizar el objeto sino que "el cuadro lleva en sí su razón de ser. Es un organismo". No, si tenían su gracia. Por su lado Henri Le Fauconnier realizó unos paisajes extremadamente hermosos con un uso de vivos colores propios del expresionismo alemán y de una perspectiva dependiente de los volúmenes que representaba la parte menos intelectualizada del cubismo. Fueron no obstante Léger y Delaunay los más originales y creativos del grupo. Delaunay pintó una serie de vistas de París con la torre Eiffel como protagonista en las cuales se desintegra por completo la idea del esquema constructivo tradicional. Hughes tiene claro lo que pretendía Delaunay: "Él quería desplegar un discurso pictórico que fuera enteramente de su siglo, basado en una rápida interrelación, cambiantes puntos de vista y una adoración de las "bondades" tecnológicas, y la torre era el supremo ejemplo práctico de todo eso en la vida cotidiana de París". Cuando veo La torre roja de Robert Delaunay me acuerdo de Al final de la escapada de Godard, ambos tienen esa cualidad de velocidad e improvisación que tiene que ver con la tan siempre ansiada libertad del ser humano. Léger obtenía un fuerte condicionante dinámico que nos hace pensar en los futuristas dislocando los cuerpos de forma que él mismo diagósticó su pintura como una "batalla de volúmenes". Su originalidad residía en intentar el equilibrio entre las tres grandes cantidades plásticas que son las líneas, las formas y los colores. A Léger le interesaba la máquina y por eso utilizaba como unidades estéticas los tubos, los cilindros y otras piezas mecánicas, pero su interés por la máquina subyacía en el componente humano de la propia máquina. En las trincheras de la primera guerra mundial Léger confesó haber visto la manifestación visual más perfecta: "la recámara de un cañón de setenta y cinco milímetros a la luz del sol, el mágico destello de la luz en el blanco metal". Resumiendo, estos tipos no inventaron nada pero gracias a ellos el cubismo se estabilizó como movimiento artístico y de ellos salieron figuras importantes como Leger y Delaunay, precisamente los menos picassianos y braquianos del grupo.




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